noviembre 24, 2024
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Criticando a ‘Desafiantes’

mayo 14, 2024 | 119 vistas

Lic: Ernesto Lerma

La presencia del director italiano detrás de cámaras es lo mejor de una película que se completa de manierismos que ocultan su carácter de culebrón desvergonzado. Hay en “Desafiantes” muchas ideas que parecen réplicas de viejas ideas, especialmente de un tipo de cine que busca en el espectador escandalizado a su público potencial. Porque es como algunos thrillers sexuales en la década de los años 90’s donde el sexo terminaba siendo más una promesa o un vehículo de venta que una realidad.

Si bien Zendaya viene de “Euphoria”, la serie de HBO que riza el rizo de los vínculos sentimentales contemporáneos llevando al rol del nivel de histeria de sus personajes, con esta película parece querer trasladar a la pantalla grande una idea un poco antigua de que sumar una dosis de erotismo y sexualidad es como una suerte de ingreso al universo adulto. Zendaya que es, también, una estrella juvenil con intenciones de ir por el terreno del prestigio, como lo intentó, por ejemplo, en la insufrible cinta “Malcolm y Marie” (2021). Y es en ese plan, que “Desafiantes” ingresa por momentos en vaivenes tonales, donde por un rato es un relato más complejo y por otros una tontería adolescente.

Si la partida al final la termina ganando es gracias a la mirada de Luca Guadagnino detrás de cámara, capaz de asimilar acertadamente los tonos y las formas que este relato precisa. Está claro que Guadagnino es un director que está por encima del material que tiene entre manos con un triángulo amoroso entre una tenista retirada, su marido y jugador al que entrena, y otro jugador, examigo de su marido y exnovio suyo. La película arranca en un challenger en el que se van a enfrentar ambos jugadores y desde ahí viaja al pasado, para intercalar el partido con las idas y vueltas de este triángulo: ella primera sale con uno y luego sale con el otro, aplicando su espíritu competitivo a la manipulación de ambos varones.

Como lo ha hecho anteriormente, el director se mueve cómodo en este tipo de historias donde los vínculos sentimentales están reglados por las relaciones de poder de los personajes. Pero lejos de la sutileza y la complejidad del aclamado y galardonado filme “Llámame por tu nombre” (2017), en “Desafiantes” todo es más llano, más carnal, más directo, con la textura de un culebrón de telenovelas, pero con la exploración psicológica de un drama intenso filmado hace 50 años. El problema de Guadagnino, tal vez, es que resulta demasiado consciente de los procesos que atraviesa el relato y muchas veces la película está a punto de caer en la autoparodia, algo que recién alcanza en la última y enrarecida secuencia.

Guadagnino se vale de múltiples recursos para envolver esta historia, desde los saltos temporales que maneja con singular maestría, a primeros planos expresivos, ralentis que no ocultan un discurso visual publicitario, una sexualidad recargada que inunda diversos espacios -aunque lo sexual no esté deliberadamente presente (Josh O’Connor y Mike Faist acompañan bien a la estrella)- y una afilada ironía para algunos diálogos. Con todo esto, el director logra que la película sea mucho más interesante de lo que podría parecerlo en primera instancia, aunque también es cierto que está unos peldaños por debajo de lo que piensa de sí misma.

Y eso está claro en el final, que es donde quedan en evidencia algunos de los problemas de la película: para caer en la metáfora deportiva que tanto le gusta a Guadagnino, digamos que el director tiene la película en la red y nunca termina de rematarla. Seguramente seducido por esos personajes y por la histeria de Cuento de la Buena Pipa de los vínculos del presente que “Desafiantes” desea aprehender como gesto de época, Guadagnino opta por no definir nada y dejarnos pensando en que estos tres seguirán así por el resto de los días. Como idea baladí puede ser divertida, pero en lo concreto es algo exasperante si pensamos en las emociones que los personajes parecen haber puesto en juego en la nueva película de Luca Guadagnino.

Mi 8.5 de calificación a esta cinta, hay que analizar que Luca Guadagnino es un hombre de diversos encantos. Cuando nos deslumbró con “Cegados por el sol” (2015) y la exitosa “Call Me by Your Name” (2017), creímos estar ante una nueva figura imprescindible de la narrativa orgánica italiana y, sin embargo, sus esfuerzos a la hora de recrear la innecesariamente alambicada “Suspiria” (2018), o al hacerse pasar por el marginado de la clase en “Hasta los huesos” (Bones and All, 2022), nos dejaron algo despistados. Puede que aquellas dos rebuscadas fórmulas no fuesen sino el entrenamiento para volver a mirar al sol de frente y transpirar como solo un trío de tenistas puede llegar a sudar.

“Desafiantes” vuelve a ser una película sexy, acalorada y tan artificiosamente natural como el culebrón que necesitábamos en esta historia, la de dos amigos irremediablemente enamorados de la misma mujer, una Zendaya que no es que se sepa un simple trofeo, es que decide montar el campeonato y establecer las normas para que todo se juegue según sus planes, incluso cuando algo parece salirse de las reglas. La actriz, que también produce el filme, desfila ante Josh O’Connor, Mike Faist, el público y el propio Guadagnino como si fuera (que podría serlo si le da la gana) la indiscutible número 1 de la ATP.

Solo las reiteraciones del cineasta (y alguna que otra prescindible jugarreta de la fotografía de Sayombhu Mukdeeprom) son capaces de distorsionar la deliciosa horterada que ya había sido sentenciada por el guión de Justin Kuritzkes y la imprescindible banda sonora de los rockeros Trent Reznor y Atticus Ross. Esta es una cinta muy apta para los amantes de los deportes de tres participantes con lo mejor que es ver a Zendaya, capitana absoluta de lo que ocurre dentro y fuera de la cancha y con lo peor por algún subrayado de Guadagnino que el árbitro no supo pitar.

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