José del Carmen Perales Rodríguez
Cd. Victoria, Tam.-
Los riesgos para la población infantil, del grupo de edad de entre un mes a los once años, durante la ola de calor, no solo se incrementan, sino que pueden pasar desapercibidos para los padres o cuidadores, lo que genera complicaciones que pueden llegar a ser graves.
El especialista en pediatría, Jorge Ordóñez Ánimas, advirtió lo anterior y como principal recomendación pidió no exponer a los menores a las temperaturas altas que se presentan entre las 09:30 y 18:00 horas, así como mantener una hidratación permanente.
“Depende de la edad del bebé, la etapa en la que esté, son mayores los riesgos, pues realmente son los que más riesgo tienen de deshidratarse, niños lactantes que son de un mes a los dos años, con los que se debe tener las medidas más estrictas”, comentó.
Añadió que en el caso de los niños en edad escolar, de los dos hasta los once años, pueden tener una mejor respuesta y una mejor estabilidad ante estos cambios de clima, pero recalcó que un niño recién nacido fácilmente se deshidrata en cuestión de horas o minutos.
“Si un niño entre un mes y dos años no come y tiene diarrea, puede ocasionar prácticamente una deshidratación muy grave y hasta poner en riesgo de muerte, por eso se debe tomar en cuenta que cuando las temperaturas suben de los 35 grados el riesgo es mayor”, subrayó.
En ese sentido, Ordóñez Ánimas comentó que se deben vigilar los síntomas, primero cuando el bebé ya no quiere comer y solo pide agua, segundo cuando está irritable o necio es porque está deshidratado o afectado por el sol, con descompensación metabólica.
“Cuando un niño tiene deshidratación fácilmente se le irrita o quema la piel y entre más se vaya deshidratando no solo es de la boca o la nariz, sino a nivel pulmonar e intestinal sufriendo una suboclusión intestinal, lo que ocasiona que el excremento se ponga duro y seco, generando estreñimiento e incluso vómitos”, concluyó.
