Ernesto Lerma
Esta cinta se sitúa en los primeros días del Apocalipsis alienígena, explorando los eventos que desencadenaron el caos y el terror vividos en las películas anteriores en esta producción cinematográfica de “Un lugar en silencio: Día uno”, es la precuela oficial que nos lleva al origen de la escalofriante historia que conocimos en el año de 2018 y que se desarrolla en un mundo post apocalíptico invadido por extraños depredadores de los que, hasta ahora, no conocemos su origen ni la razón por la que se encuentran en nuestro planeta.
Al llevarnos al origen de todo, los protagonistas son distintos a los que conocemos hasta ahora (la admirable familia Abbot). Esta saga está llena de sorpresas. La primera es que, a pesar de ser producida por Michael Bay, es de una gran calidad. La segunda es que evidenció el gran talento del actor John Kransinski como un auténtico maestro del terror (él dirigió con gran habilidad las dos primeras cintas). La tercera, es que, pese a que Jeff Nichols cedió su puesto como director de la precuela para encargarse de un proyecto de ciencia ficción de alto presupuesto para Paramount, lo cierto es que la dirección de Michael Sarnoski es buena.
La premisa de esta saga es tan sencilla como efectiva: unos extraterrestres monstruosos y letales invaden la Tierra para alimentarse de seres humanos, pero poseen un defecto. Son ciegos. Es así como los humanos sobrevivientes, se ven obligados a tratar de no emitir el más mínimo sonido, si no quieren ser devorados. Las películas de Krasinski se centraron en una familia, usando la estrategia usada por Steven Spielberg en su adaptación de “La guerra de los mundos”; obviamente, esta saga también le debe mucho a las cintas de invasión extraterrestre “Alien”, “Predator”, “Independence Day” y “Signs”, así como otras cintas apocalípticas.
Esta precuela se centra en Samira, una poetisa y enferma terminal que se enfrenta a la invasión extraterrestre y que no tiene nada que perder, puesto que sus días están contados. Lupita Nyong’o encarna a la perfección (¿alguna vez lo ha hecho diferente?) a esta mujer que quiere pasar sus últimos días comiendo pizza en el lugar en Harlem al que su fallecido padre, un pianista de Jazz, la llevaba cuando era niña. Los compañeros de Samira en su misión suicida son el enfermero Reuben (Alex Wolff de Hereditary), un estudiante de derecho llamado Eric (Joseph Quinn, mejor conocido como el metalero Eddie Munson de la serie “Stranger Things”) y (la estrella de la película) Frodo, un gato de asistencia.
“Un lugar en silencio: Día 1” nos muestra el principio del fin, algo que ya habíamos atisbado al inicio de la secuela de 2020, “Un lugar en silencio 2”, y el principal temor es que se perdiera en aclaraciones innecesarias para tratar de explicar lo inexplicable. No es el caso. La precuela dirigida por Michael Sarnoski mantiene la esencia de la (ya establecida como) saga y de sus monstruos, a los que no se les da más contexto que el que ya conocemos de las películas estrenadas. Los que sí cambian son sus protagonistas y el escenario en el que tratan de sobrevivir; pasamos de los espacios abiertos a la claustrofóbica urbe más ruidosa del mundo.
Mi 8.5 de calificación a esta más que buena cinta de precuela. Es así como tendremos una cinta en la que nuestra protagonista va a trasladarse en un lugar para despedirse de todo, enfrentando un peligro mortal, como si se tratara de una versión libre de “The Last Of Us”. La escasa originalidad se sopesa con unos momentos genuinamente aterradores, unos momentos conmovedores (como la del titiritero), unas muy buenas actuaciones y unos personajes bien construidos y por los que sentiremos empatía. Puede que el gato sea el punto más débil en términos de credibilidad por su ausencia de maullidos, pero es, en definitiva, él quien se roba el show.