Ernesto Lerma
Sin deslumbrar, esta secuela le da un poco más de consistencia a su famoso protagonista, que se hace cargo del paso del tiempo porque cuando la vida de su hija se ve amenazada con el bromista detective Axel Foley que se une a un nuevo socio y algunos viejos amigos para aumentar la presión sobre una conspiración. Dentro de las sagas de acción surgidas en la década de los años ochenta, la de “Un detective suelto en Hollywood” siempre me pareció de las más discretas y definitivamente la más sobrevalorada.
La primera parte en 1984 se sostenía esencialmente en el gran carisma y la enorme capacidad de improvisación de Eddie Murphy, y las siguientes entregas no fueron capaces de agregarle nuevas capas al personaje, limitándose a repetir obviamente la fórmula. De hecho, la tercera parte mostraba un agotamiento absoluto, lo cual explica en buena medida su fracaso. Por eso se planteaba la incógnita sobre cuál era el sentido de presentar una nueva aventura para Axel Foley y de qué forma. La respuesta que da “Un detective suelto en Hollywood: Axel F.” está un poco en su título.
El arranque de la película del cineasta debutante Mark Malloy es algo dubitativo, aunque ya da algunas pistas sobre lo que viene, que alternará entre la nostalgia y un hacerse cargo del paso del tiempo, no solo para el protagonista, sino también para la franquicia en sí misma. Ahí tenemos, por caso, una persecución que palidece frente al despliegue de herramientas del cine de acción actual, pero que a la vez posee la torpeza juguetona de los años ochenta. Luego entrará en juego el conflicto principal, con Foley teniendo que retornar a Beverly Hills cuando su hija Jennifer (Taylour Paige), a la que no ve hace años, es amenazada por una banda de narcotraficantes y policías corruptos.
Hay un tono familiar y algo melancólico en “Un detective suelto en Hollywood: Axel F.” que recuerda al de “Arma Mortal 4”, aquella ¿despedida? bastante decente que tuvieron Danny Glover y Mel Gibson como Roger Murtaugh y Martin Riggs, respectivamente. En ese filme había una escena donde el dúo protagónico se repetía a sí mismo, dándose ánimo, “We´re not too old for this shit!” (“¡no estamos demasiado viejos para esta mierda!), y da para pensar si Foley no podría decir lo mismo, mientras apela a sus viejos trucos y trata de mostrar que sí está para algunos trotes más, a pesar de que esconde un poco la panza.
Lo familiar también reaparece a partir de las vueltas de Judge Reinhold, John Ashton, Paul Reiser y Bronson Pinchot, a pesar de que sus aportes consisten en no mucho más que mostrar que el tiempo no pasa en vano para nadie. Pero lo más interesante en relación a esto pasa por las incorporaciones: tanto la hija de Foley como Bobby Abbott (perfecto Joseph Gordon-Levitt), un joven detective que se convierte en compañero de aventuras de Foley, no solo se le plantan de igual a igual, sino que hasta ponen un poco en crisis su rol de eterno atorrante. El resto de la película no sale de los lugares comunes esperables, a tal punto que el villano encarnado por Kevin Bacon da la sensación de que tiene algunas aristas que merecían mejor desarrollo.
Del mismo modo, hay una huida en helicóptero, que juega con lo insólito y anárquico, que insinúa un filme que no se termina de consolidar. Es que, efectivamente, la narración y puesta en escena de Malloy aciertan al darle más carnadura a su protagonista, pero después la película va a lo seguro y se conforma con ser apenas correcta. Es que, si tomamos en cuenta que “Arma Mortal 4” se hizo a finales de los años noventa, podemos intuir el espíritu de época que atraviesa esta película de “Un detective suelto en Hollywood: Axel F.” Por lo menos se hace cargo de eso, no le miente a nadie y cumple con lo prometido y entretiene.
Le otorgo un ocho de calificación a esta cuarta película de la saga de comedia de acción con Eddie Murphy y Netflix que aciertan con el tardío regreso de la franquicia de esta cuarta entrega, dirigida por Mark Molloy y con un Murphy entonado, desprende la esencia que tan bien funcionaba en la película de 1984, con la que incluso rivaliza en términos de agrado generado. En 2019, Eddie Murphy, de la mano de Netflix, tuvo un destacado regreso con “Yo soy Dolemite”, por la que optó al Premio Globo de Oro. En cambio, no le salieron bien las cosas ni con “El rey de Zamunda” ni con la familiar “Navidad en Candy Cane Lane”, ambas para la plataforma de Prime Video.
Ahora Murphy vuelve al redil de Netflix con “Detective suelto en Hollywood: Axel F.”, en la que recupera uno de sus personajes más queridos, el resuelto policía Axel Foley. El estreno en la plataforma supone la cuarta entrega de la longeva saga, una continuación tardía después de la cinta original de 1984 a cargo de Martin Brest, la segunda parte, de 1987 con Tony Scott al frente, y la tercera, de 1994 y firmada por John Landis. Muestra a un Foley que, a pesar de las décadas transcurridas, sigue al pie del cañón y volcado en pillar a delincuentes, fiel a su peculiar estilo.