El georgiano Sandro Bazadze, número uno del mundo, cargó contra los jueces de los Juegos de París al caer eliminado en los octavos de final de la prueba de sable masculino: “Me matan por segunda vez”.
El Grand Palais, sede de la esgrima en las justas parisinas, albergó muchas exposiciones desde su creación en 1900, y el imponente Bazadze proporcionó una de las más memorables.
El georgiano, que el lunes cumple 31 años, se negó a dejar la pista y gritó a la referí española Vanesa Chichón, luego de que esta acudiera al video para dictaminar que el egipcio Mohamed Amer había conseguido el toque de la victoria 15-14.
El dos veces campeón europeo siguió gritándole después, pero Chichón lo ignoró y abandonó la pista del Grand Palais, en el centro de París.
“Los jueces, como en Tokio, me matan por segunda vez”, dijo Bazadze poco antes de dejar la arena, en referencia a la derrota en semifinales contra el tricampeón olímpico Aron Szilagyi en 2021.
“En Tokio destruyeron mi vida, por poco acaban mi carrera”, dijo. “Regresé y me torné en el número uno del mundo, me preparé para los Juegos, pero ella me mató”.
Sandro Bazadze dio un show en la capital francesa. Los asistentes llegaron a abuchearlo, pero él pareció no enterarse mientras extendía los brazos suplicando, en vano, a otros oficiales.
Al final, terminó dejando el Grand Palais sin renunciar a sus quejas, fundamentadas en que, según su criterio, el uso del video no era habitual en los Juegos.
“Mi carrera está acabada, terminó”, afirmó. “¿Cómo puedo volver si los árbitros me matan todo el tiempo?”.
Sus amagos de colgar el sable coincidieron con promesas de no dejar morir el asunto del supuesto error arbitral.
“Llegué a los Juegos en malas condiciones en mi vida”, dijo. «No lo dejaré así. Juro por mis hijos que haré algo”.