septiembre 11, 2024
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agosto 12, 2024 | 149 vistas

Después de que un terremoto de magnitud 7,1 sacudiera las islas del sur de Japón el jueves 8 de agosto, la Agencia Meteorológica del país emitió una advertencia sobre la posibilidad de un terremoto aún más fuerte, lo que aumentó el riesgo para la región.

En respuesta a esta situación, el viernes 9 de agosto, el primer ministro japonés Fumio Kishida decidió cancelar un viaje que tenía previsto a Asia Central. Kishida anunció que cancelaba su viaje a Kazajistán, Uzbekistán y Mongolia pues prefería quedarse en el país «durante al menos una semana» para «asumir la más alta responsabilidad en materia de gestión de crisis».

El «aviso de megaterremoto» fue emitido por la mañana por la Agencia Meteorológica de Japón (JMA), en donde mencionaron que existe la posibilidad de que se produzca un sismo de tal magnitud pero no saben cuando vaya a ocurrir.

«La posibilidad de que se produzca un sismo de gran intensidad es más alta de lo normal, pero esto no indica que un gran terremoto vaya a ocurrir con certeza», señaló esta entidad. Esta es la primera vez que las autoridades lanzan un comunicado de este tipo tras la implementación de un nuevo sistema de alertas que surgió gracias al devastador terremoto ocurrido en el país en 2011, el cual desencadenó el accidente nuclear de Kuskushima.

Asimismo, el gobierno nipón estimó previamente que había una posibilidad del 70% de que un megasismo extremara el país en las próximas tres décadas. La sacudida podría afectar una parte importante de la costa japonesa en el Pacífico y amenazar a unas 300,000 personas, según sus expertos. Aunque es imposible predecir los terremotos, la ocurrencia de uno suele aumentar la probabilidad» de que se produzca otro, describen los expertos en el boletín especializado Earthquake Insights.

El terremoto de magnitud 7.1 que ocurrió el jueves no causó daños materiales significativos. La agencia de gestión de desastres reportó ocho personas heridas, algunas de ellas por la caída de objetos. Japón, situado en una región con múltiples placas tectónicas, es uno de los países con mayor actividad sísmica del mundo, experimentando aproximadamente 1,500 temblores al año, la mayoría de baja magnitud.

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