CIUDAD DE MÉXICO, septiembre 24, (Agencias)
El Zócalo de la Ciudad de México se convirtió en un mar de recuerdos el pasado domingo cuando más de 70 mil personas se dieron cita para presenciar un homenaje inolvidable a Juan Gabriel.
A las siete de la noche, la plancha del Zócalo ya estaba abarrotada, y una voz femenina anunció el inicio de esta exhibición: “Una vez más, Juan Gabriel nos reúne en el Zócalo”. La multitud respondió con entusiasmo, acercándose a las pantallas gigantes para ver la presentación de “Mis 40 en Bellas Artes”.
Fanáticos de todas las edades, desde niños hasta adultos mayores, llegaron desde distintos puntos de la ciudad y más allá para disfrutar de este tributo, uno que ya había realizado la Cineteca Nacional. La convocatoria de ese recinto fue tan exitosa que el sitio se abarrotó.
Clubes de fans y personas vestidas como el cantante, con trajes llenos de lentejuelas y color, llenaron el ambiente del Zócalo con la misma energía que el propio Juan Gabriel solía irradiar en cada uno de sus conciertos.
Mientras algunos tomaban asiento en las partes más alejadas, otros preferían estar lo más cerca posible de las pantallas, ansiosos por revivir cada momento del icónico concierto de 2013. Y es que desde los primeros acordes de “Parácuaro” y “Mi Pueblito”, el ambiente se tornó nostálgico.
Una de las características más conmovedoras de este evento fue la diversidad del público. A lo largo de la noche, el cielo amenazaba con descargar una tormenta, pero eso no detuvo a la multitud, que continuaba disfrutando de cada canción.
Con temas como “He venido a pedirte perdón” y “Abrázame muy fuerte”, los asistentes cantaron a todo pulmón, y el clímax llegó con la emblemática “El Noa Noa”, donde incluso se formaron ruedas de baile espontáneas. Cuando sonaban las últimas canciones, la lluvia finalmente hizo acto de presencia.
Lo que se vivió esa noche en el Zócalo fue un claro testimonio de que Juan Gabriel sigue siendo un ícono inmortal en la cultura mexicana. A pesar de que el evento fue una proyección grabada, la respuesta del público fue como si el “Divo de Juárez” estuviera presente en carne y hueso.