Francisco Ramos Aguirre
Cd. Victoria, Tam.-
La fundación de la Villa de Santa María de Aguayo, actual Ciudad Victoria, Tamaulipas, se realizó el 6 de octubre de 1750 por disposición del coronel José de Escandón y Helguera, Conde de la Sierra Gorda y colonizador de la Provincia del Nuevo Santander. Dicha acción se desarrolló durante el segundo período o campaña poblacional del mencionado personaje de formación militar, originario de Soto la Marina, España, quien llegó a la Costa del Seno Mexicana en 1848, procedente de Querétaro, como parte del último proyecto colonizador de la Nueva España.
Durante el proceso, ordenó a los capitanes Juan Elías Moctezuma y Felipe Téllez Girón realizar un reconocimiento en las bocas y cañones de la Sierra Madre Oriental, para buscar un terreno adecuado para la nueva villa. Los exploradores estuvieron a punto de elegir el sitio de la Hacienda de Caballeros de abundantes praderas naturales y agua emanada del río San Felipe, donde vivían cien pastores encargados del pastoreo de más de 30 mil cabezas de ganado mayor y menor.
La creación del nuevo centro poblacional se realizó bajo la advocación de la Virgen de la Purísima Concepción. Para ello, se eligió una de las bocas del río San Marcos de la Sierra Madre Oriental, donde después se construyó la Escuela Normal Rural y la Iglesia de San Isidro en Tamatán. A Escandón le agradó el lugar y, además, lo consideró estratégico para establecer un camino sobre la montaña rumbo a Jaumave y Tula, para comunicar el territorio santanderino con las principales ciudades y villas virreinales del centro. En este contexto, otorgó a José de Olazarán el nombramiento de Capitán de Justicia Mayor de la Villa de Santa María de Aguayo.
A finales de octubre, la caravana decidió trasladarse media legua hacia el norte, porque estaban expuestos a posibles embates de indios pisones y principalmente janambres cazadores-recolectores, inconformes porque habían invadido su territorio. El nuevo sitio se localiza donde ahora se encuentra la Plaza Hidalgo. Dice Toribio de la Torre y coautores respecto a Ciudad Victoria que dicha decisión se originó ante los: “…ataques de nativos para dispensarse de las atrocidades de un enemigo feroz que no podían escarmentar por las escarpaduras de la sierra donde se acogían.”
Además de los indios Pisones del Sihue o “Seguillones”, los Janambres representaban el grupo más aguerrido de los que merodeaban la Sierra Madre Oriental. Según Candelario Reyes, desde el siglo 18 se tenían noticias de su presencia de estos últimos en la montaña, cuando se enfrentaban a los pastores provenientes de los llanos de San Antonio y penetraban: “…en las peligrosas tierras del río de Santa Engracia, y a veces hasta en las bocas de San Marcos en pleno reto a los janambres…Tal situación se prestaba a que los pastores pudieran impunemente hacer atrocidades con los indios que olvidándose del mezquitamal, la pitahaya, la tuna y el mezcal, se atrevían a comer. Carne suave de carnero y cabrito, rociada con jugo de peyote.”
Una de las acciones de Olazarán fueron los trabajos de canalización del San Marcos, para proporcionar agua a sus habitantes, huertos y ganado. Respecto a la nomenclatura de este río, fue otorgada con anterioridad en honor al Papa San Marcos; mientras el nombre de la nueva villa probablemente fue en memoria del pueblo de Santa María de Aguayo en Cantabria, España, lugar de procedencia del colonizador Escandón. También se atribuye al último apellido de doña Antonia Ceferina Pacheco de Padilla Aguayo, esposa del Primer Conde de Revilla Gigedo y Virrey Juan Francisco de Güémes y Horcasitas.
ACTA DE FUNDACIÓN
Como en todo acto protocolario de aquella época, las autoridades españolas procedieron a elaborar un documento donde se mencionan los pormenores por los cuales tomaron esa decisión, históricamente importante para los victorenses. En dicho texto se exponen una serie de elementos fundamentales que explican los orígenes de su arquitectura, riqueza natural, geografía, grupos indígenas, carácter y contexto de la época.
Agustín López de la Cámara Alta, Toribio de la Torre y el documento firmado por Escandón señalan la fecha de fundación de la Villa de Santa María de Aguayo el 7 de octubre de 1750; por tradición y efemérides oficiales se conmemora el día anterior. Probablemente porque al inicio del acta se menciona esa fecha que se presta a confusión, a pesar que el escribano de guerra José de Guevara, lo consigna en uno de los párrafos del texto: “…el expresado sitio a la parte norte de este arroyo se funda el día de mañana la dicha Villa de Santa María”:
“En este dicho paraje, el 6 de octubre de 1750, el Señor General don José de Escandón. Habiendo visto estas diligencias y en ellas el dictamen y certificación que proceden, con el que se conforman y atento a resultas de dichas diligencias y lo que en ellas se ha practicado ser un sitio que está como a un cuarto de legua fuera de la Boca de San Marcos, el más acodado de todas las faldas de aquella Sierra Gorda, para poblar; su hermoso cielo, buen temperamento, algo más frío que templado, mucha agua para la Villa, huertas y riegos, facilísima saca de agua, buenos pastos, admirables y abundantísimas tierras, para toda clase de ganado, mucha madera de nogal, encino y pino, a poca distancia, palma, cal, madera, piedra, cuantas comodidades puedan apetecerse para una fundación a que se agrega quedar en el paraje en que más necesitaba para dominar las faldas de dicha sierra que ha sido hasta aquí el abrigo de apóstatas, e infieles y habilitar dicha boca para transitar por ella hasta el Jaumave, que queda como a diez leguas al sur de razonable camino a la que se ciñe toda la tierra y por dicha fundación las de Güemes, Padilla y Santander, que al noreste corren en fila, del que resultará gran beneficio al comercio de esta Colonia.
Sino que el expresado sitio a la parte norte de este arroyo se funda el día de mañana la dicha Villa de Santa María, de la Purísima Concepción con las 24 familias de pobladores que se hayan de pronto y las demás cumpliendo a 50; que unas están sobre la marcha y otras disponiéndose según razón que da el capitán de la recluta y con las 22 familias de indios que van matriculados y que la fábrica de casas sea de modo que S.S. la deja marcada y sujeta a las medidas del mapa que a dicho Capitán ha entregado para el efecto, y para ella y sus huertas asignó dos mil varas de tierras, un sitio de ganado menor para sus ejidos, seis caballerías de tierras para cada uno de sus 50 pobladores y 12 caballerías del Capitán, con toda el agua que sale por la referida boca, para que por las iguales partes la repartan entre sí para el riego de ellas, y así mismo dos sitios de ganado menor temporal para cada uno de los dichos pobladores y dos de ganado mayor a predicho Capitán, que se ha de medir por los cuatro vientos de ella de todo lo que en el real nombre Su Majestad, les hacía e hizo gracia a merced con tales pobladores pero que en la condición y calidad de que en los primeros diez años no los han de poder vender ni enajenar a persona alguna pena de nulidad; y que si pasado dicho tiempo lo hiciesen de ser a persona legal y llana y no a ninguna de las prohibidas en derecho bajo la misma pena, y la que comprare no podrá comprar de dos partes para arriba para obviar, el que comprando algún poderoso y reduciéndolas a haciendas disminuya la población y que cualesquiera que comprare se halla luego a venir a vivir en ella.…(fragmento)”.
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