Patricia Azuara
Cd. Victoria, Tam.-
Una caída de un segundo piso le provocó un daño irreversible en la columna, que le inmovilizó sus piernas; tenía apenas 20 años y muchos planes para su futuro. “En el libro de mi vida venía escrita esta página”.
Es la historia de Jorge Jesús Jiménez Cuellar, quien logró sacarle el lado de bueno al trágico incidente que sufrió hace poco más de dos décadas, y que lejos de encerrarlo en cuatro paredes, lo sacó del mundo de la timidez.
“Desde que yo me accidenté han sido golpes disfrazados de adversidades. Cuando llega algo fuerte en tu vida, siempre uno se deprime, yo era una persona muy tímida, una persona muy reservada, y ahora soy completamente lo contrario”.
Tras su accidente, Jorge encontró en el deporte un aliciente para la que sería su nueva vida, y tras destacar en diversas disciplinas como el basquetbol, incursionó también en el ámbito político.
“Cuando uno se propone lo que uno quiere lo logra, todo depende del brillo que le metas a las cosas, si tú le quieres seguir en el camino, depender de lo que diga la sociedad o crear tu propia historia”.
HAY QUE APRENDER MUCHO
Nos falta mucho por aprender y conocer a cada uno de las personas que tenemos alguna discapacidad, dijo, al referir que demostrarle al mundo que sí se puede fue lo más complejo y a la vez bonito de su destino”.
“Lo que yo más disfruto actualmente de mi vida es demostrarle al mundo entero, pero sobre todo a mí mismo, que a pesar de la circunstancia en la que yo me encuentro puedo cantar, reír, puedo bailar sonreír”.
Jorge incursionó en el ámbito político, donde además de ser suplente de regidor, impulsó un proyecto inclusivo enfocado en las personas sordas y débiles visuales, que se implementó en la Comapa Tampico, pero que se podría aplicar en dependencias del Estado.
“Es un proyecto que busca darle voz a las personas que no pueden hablar ¿por qué digo voz? porque me metí a estudiar lengua de señas mexicana para poder escuchar esa gente que está olvidada también me metí a estudiar Braille para entender a las personas que no pueden ver”.
“Es un módulo por el cual atendemos a todas esas personas al entrar a la Comapa Altavista al lado derecho se hizo una oficina exclusivamente para darle la atención a las personas que te acabo de mencionar y de la tercera edad, para ellos es un poco difícil tenerlos dos o tres horas en la dependencia”.
Y MOTIVA A OTROS…
Además, da pláticas motivaciones y ayuda a más personas que sufren de depresión o ansiedad, padecimientos que llegaron a su vida con el accidente, pero que también logró superar.
“Cuando me accidenté, me caí en un segundo piso de una altura aproximada de dos o tres metros, caí en la espalda, hay mucha gente que caen de más arriba y no les pasa nada, hay gente que cae de menos altura y muere”.
“Entonces, en fin, ya tenemos un destino nosotros, es como un libro nuestra vida y que, en una página mía, ya venía destinado que yo iba a tener una discapacidad un golpe duro, muy fuerte en mi vida”.
“Al principio no entendía por qué me estaba pasando esto, porque como te vuelvo a repetir yo no hice nada mal a nadie, yo sentía que estaba pagando algo o me estaba condenando por algo, que yo había hecho algo”.
NO HA SIDO SENCILLO
El proceso para alcanzar la plenitud no fue sencillo, pero hoy puede decir que es prueba superada, ni la mayor adversidad logró detener sus sueños y de alcanzar sus metas; podría decir que superó sus propias expectativas.
“Al principio nadie me dijo que yo no iba a volver a caminar, pero yo empezaba a sospechar porque no sentía mis piernas y no las podía mover”.
“Me fracture la columna vertebral en la vértebra T11 y T12 es una lesión medular de 90 por ciento, nada más que un hilito en mi médula espinal. La médula espinal es la única parte de tu cuerpo que no se regenera, si tú no eres diabética y te hieres en lo que es la mano te sale cicatriz, la médula espinal es la única parte de tu cuerpo que no se regenera”.
Jorge desea ser recordado como una persona alegre, como una persona, alguien que pese a todo y a tanto, fue feliz con lo que le tocó vivir.
“Quiero decirle a cada uno de las personas que han estado en mi vida desde que yo me accidenté: Gracias, porque yo me siento con ese compromiso, con esa responsabilidad de demostrar que el mundo no se acaba después de un accidente”.
“Gracias por poder estar en este viaje donde estoy conociendo la felicidad, donde estoy conociendo la tristeza, donde estoy conociendo la alegría, donde estoy conociendo la ansiedad, donde estoy conociendo las ganas de vivir, gracias por demostrarme que existe mañana para seguir luchando”.
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