Lic. Ernesto Lerma
El director de origen iraní Ali Abbasi intenta recrear el crecimiento casi mafioso del expresidente, y actual candidato Donald Trump que acaba de ganar la elección presidencial a Kamala Harris, con más aciertos que errores y logra mostrar cómo se incubó el huevo de la serpiente trumpista, humanizando al personaje sin caricaturizarlo ni justificarlo.
Llevar a cabo una biopic en los tiempos que corren es un gran desafío. La lupa está puesta en la veracidad de lo que se expone y en las interpretaciones e imitaciones que pretenden ser calcadas de la historia original. Un nivel más de dificultad se presenta cuando la historia es controversial y no sobre un personaje con aceptación popular, como un asesino serial o una historia que involucre a la política y sus diferentes perspectivas.
Un gran ejemplo es el escándalo Watergate, con la excelente “Todos los hombres del presidente” (Alan J. Pakula 1976), hasta los documentales o miniseries que se meten de lleno o exponen las consecuencias. Por otro lado, muchas veces la parodia es un gran elemento para explicar los puntos más conflictivos y engorrosos del largometraje y aminorar la solemnidad reinante; un realizador que utiliza magníficamente este recurso es Adam McKay.
En este 2024 estadounidense, con unas elecciones presidenciales muy reñidas y hasta con intento de asesinatos a Donald Trump (ex presidente entre 2017 a 2021, y actual representante por el Partido Republicano), aparece “El aprendiz” que recrea una etapa del empresario, interpretado por Sebastian Stan (el Soldado de Invierno de Marvel), cuando era un adulto joven con ansias de crecer y pasar de ser un “simple y común” millonario al rey del país del norte.
Es cuando conoce al inicio del filme al polémico abogado Roy Cohn (Jeremy Strong, Kendall Roy en Succession), exitoso por ser implacable y duro contra los comunistas, de hecho, fue clave en el juzgamiento y posterior ejecución de Ethel y Julius Rosenberg por espionaje. Como un padre adoptivo, lo ayuda a evadir con artilugios legales e ilegales el Estado presente, expuesta en una ciudad de New York de los años 70’s en bancarrota.
Esta ayuda e impulso exponencial en el mundo de los negocios permite construir una relación más de amistad que de cliente-abogado; vale remarcar que el verdadero padre de Donald (Martin Donovan) se muestra como poco receptivo a las ideas de progreso de su hijo por lo cual el reemplazo paterno se da con bastante facilidad. Más allá de esta suerte de mentor y aprendiz (de ahí el nombre de la película) surgen otras líneas narrativas menos logradas, como la relación con su primera esposa, Ivana (Maria Bakalova), que incluye una fuerte escena de violación, hasta el declive emocional de su hermano Fred Trump Jr.
Está claro que la construcción del relato está puesta en el glamour de un empresario con claro ascenso, con aparición pública constante y la representación de un hombre “común” que se siente amenazado por un Estado que recauda impuestos para los más necesitados (tal vez la línea más directa con los tiempos que corren). Sin embargo, le falta algo de brillo y por momentos bordea los límites, sin alcanzarlos, de la parodia y el relato más fiel, logrado por el aporte en guión del periodista Gabriel Sherman queda un poco por lo bajo.
Mi 8.5 de calificación a este más que buen filme, en “El Aprendiz”, el ascendente cineasta danés de origen iraní Ali Abbasi (Criaturas fronterizas, 2018; Araña sagrada, 2022) tuvo un reto en cómo presentar dramáticamente el origen de un monstruo muy conocido y contemporáneo sin justificarlo, pero tampoco caricaturizarlo. Se trata de entenderlo y de aprehender la raíz de sus patologías personales porque, a final de cuentas, si el susodicho monstruo es reelegido (ya lo fue) y llega a despachar de nuevo en la Casa Blanca, esto reflejaría que esos vicios son compartidos por todo un país o, al menos, por una gran parte de él.
JR