Arnulfo Mata Huerta
El maratonista internacional Ezequiel Reynoso Ochoa participó exitosamente en la competencia internacional que recién se realizó en esta Ciudad Capital donde se dieron cita numerosos corredores que respondieron a la convocatoria lanzada por el comité organizador.
En cada una de las categorías hubo cerrada competencia, pero referente al corredor Ezequiel Reynoso hemos de señalar lo siguiente.
Porque nos informa que fue un buen domingo donde corrió el Maratón Internacional Bicentenario de Tamaulipas, obteniendo segundo lugar de categoría y una semana antes logró el quinto lugar general en el Triple Maratón Internacional Monterrey.
Afirmó que este sábado corre el Ultra Trail Tamaulipas 100 kilómetros de Los Troncones a los San Pedros por la Sierra Madre.
Es así como este consumado atleta de campo traviesa sigue cosechando triunfos en su calendario de actividades y seguramente ya piensa en la siguiente jornada y le deseamos el mayor de los éxitos.
Por medio de redes sociales escribió un relato fiel a su estilo platicando su experiencia en este maratón y dice así:
“Ganar no significa siempre ser el primero, ganar significa que lo haces mejor que antes. La gran fiesta a domicilio, la comunidad de corredores tamaulipecos en su mayoría, hacen presencia, por todas partes se les ve calentando y estirando sus músculos, saludos y abrazos por doquier, la mañanita bochornosa, ligeramente tibia, nubes de moscos en las grandes luminarias, cielo encapotado de nubes grises, el viento se fue dando paso a la cuenta regresiva, tras los mensajes de las autoridades y el himno nacional, 5,4,3,2,1, corremos desaforados contra el reloj en la pista, en segundos ya estamos saliendo hacia la avenida, el frenesí de los pasos resuena, gritos de apoyo, motos y bicicletas escoltando a los punteros, los primeros 5 kms se van de volada ya más calmados conquistamos los diez kilómetros, en el Planetario ya agarramos ritmo y podemos enfrentar las cuestas que ya se nos van presentando, empapados en sudor, resoplando, brazos y piernas húmedos, brillando con las primeras luces del día, los abastos se esmeran en atendernos, los fotógrafos pendientes de las mejores tomas, nos vamos a el libramiento, el calor empieza a ser factor, ajustamos los ritmos, nos hidratamos lo mejor posible, sacamos los geles los dulces, cada paso es más difícil, la cuesta no terminará hasta el parque de Tamatan, el esfuerzo es sostenido, algunos van parando por calambres o cansancio, nos alerta esta situación pues por ratos vamos en el límite de nuestras capacidades, por fin el monumento Portes Gil, ahora si pura bajadita hasta la meta, el tranco rinde más, aceleramos, vamos cerrando, remontando lugares, una última vuelta de ajuste hasta la iglesia San José, de regreso podemos ver que tan cerca o lejos vienen nuestro fraternos rivales, el cronometro implacable me marca cuatro horas, la entrada al estadio es olímpica recorremos la pista, 300 metros, nos separan de la meta, mi bandera compañera fiel ya pinta el estadio, se agita orgullosa por el esfuerzo de todas y todos los runner, el premio al esfuerzo es un segundo lugar de categoría, agradecido con Dios subimos al pódium pues la calidad de los competidores realmente fue muy buena, luego la fiesta”.
“Tras la meta, fotografías, abrazos, la plática no se acaba, seguimos aplaudiendo a los que siguen llegando, mientras una bebida nos refresca, la foto del recuerdo con los elite, y con los amigos compañeros de tantas anécdotas, mi hijo Chequelin viene completando su medio maratón, mi sonrisa lo dice todo, orgulloso de mi güerco, a festejar su llegada”.
“Los ganadores y los perdedores no nacen así, somos el producto de lo que pensamos y lo que hacemos, gracias a Dios, a los organizadores, autoridades, staff, amigos corredores, el Maratón Bicentenario en su primera edición ya es historia, werigaaaa por siempre”.