Lic. Ernesto Lerma
Este es un filme de terror que se pretende inteligente, pero que resigna el miedo en favor de la pose, porque personalmente recuerdo que hace unos años el problema de realizadores como Eli Roth, por ejemplo, era que solo veían cine, en el sentido de que sus películas solo se construían desde la cita y el guiño, como una cáscara vacía de cinefilia. En los últimos años, el problema parece ser el inverso, con filmes hechos por gente que pareciera no haber visto cine nunca, porque en verdad sus preocupaciones pasan por enunciar alguna clase de discurso ideológico y para ellos lo cinematográfico es apenas un recurso.
Es decir, otra cáscara vacía, pero donde la superficie es una especie de ideologismo. Lo mencionado previamente es un poco lo que pasa con “Hereje”, lo cual no deja de ser raro, porque si pensamos los antecedentes de sus realizadores, Scott Beck y Bryan Woods con las cintas “Un lugar en silencio” como guionistas, “65: al borde de la extinción” como directores, se podía detectar un conocimiento y amor por géneros como la aventura, la ciencia ficción y el terror. Quizás la respuesta pase porque la película está bajo el paraguas de la compañía fílmica A24, el Miramax de esta época, un estudio cinematográfico que quiere ponerle a todo su sello, uno donde la canchereada, la frialdad y hasta el cinismo son los marcos dominantes.
Y eso lleva a que se desperdicie una premisa concisa y potente a la vez: dos jóvenes misioneras mormonas, la Hermana Barnes (Sophie Thatcher) y la Hermana Paxton (Chloe East), arriban a la casa de un amable señor inglés llamado Reed (Hugh Grant) con el propósito de lograr que adhiera a su fe, pero en cambio se ven metidas en un juego de encierro físico y psicológico, cada vez más opresivo y terrible, que pone en peligro sus vidas. Convengamos que los primeros minutos de “Hereje” tienen lo suyo, por más que ya veamos cierto paternalismo en la mirada sobre las dos jóvenes, lo cual preanuncia problemas futuros. El intercambio inicial entre ellas y Reed, un señor aparentemente amable, tiene una fina pero palpable escalada de tensión cuando él empieza a hacer unos cuantos planteos incómodos sobre la fe mormona, aunque sin revelar por completo sus intenciones.
Es ese enigma, sobre cuáles son los objetivos y métodos de Reed, además de algunos componentes de las historias previas de Barnes y Paxton, los que mantienen la atención y el suspenso. Más aún porque Beck y Woods muestran que saben trabajar con los espacios, las sombras y el sonido para generar inquietud. Sin embargo, pronto “Hereje” pone todas sus cartas sobre la mesa y nos damos cuenta de que posiblemente la película tiene un problema similar al de “Pecados capitales”: su punto de vista coincide con el del villano, que reniega de todas las religiones, a las que ve como sistemas de manipulación y mentiras que son casi idénticas entre sí. Pero si por lo menos el filme de David Fincher se hacía cargo de su postura, “Hereje” la quiere disfrazar con giros pretendidamente astutos y discursos entre altisonantes y cancheros.
Así, entre toda esa teología y filosofía pretenciosas, el terror se va disolviendo y dependiendo de los golpes de efecto. Podría dar para preguntarse si “Hereje” es realmente atea o en verdad es espiritual, si descree de las instituciones religiosas o no tanto. Pero sería darle demasiada entidad a una película que, a medida que pasan los minutos, va perdiendo ambigüedad, hasta finalmente explicar todo lo que pasa y por qué, no sea cosa que alguien vaya a confundirse. Y que encima se olvida una regla muy importante para el terror religioso y para todos los géneros: primero están los personajes, luego la historia y finalmente el discurso, no lo opuesto. “Hereje” baja un poco la línea para hacernos sentir y sentirnos inteligentes, pero solo deja patente su banalidad.
Mi 7.5 de calificación a esta película cuya interesante trama sigue a dos jóvenes religiosas que, tras llamar a la puerta equivocada, son recibidas por el sospechoso Señor Reed (Hugh Grant). Atrapadas en una trampa mortal, las jóvenes deberán enfrentar las consecuencias de haber ingresado a la casa de un extraño y encontrar la manera de escapar. Esta nueva película supone el retorno del actor británico al terror casi 40 años después del filme “La guarida del gusano blanco” (Ken Russell, 1988), un género en el que apenas ha incursionado. En su nueva colaboración con la compañía indie A24, el actor británico protagoniza “Hereje”, escrito y dirigido por Scott Beck y Bryan Woods.
Grant alcanzaba las alabanzas de aquellos que han señalado su trabajo en la película como una de las interpretaciones más espeluznantes de su carrera, siendo comparado con actores que brillaban estos años en el terror como Ethan Hawke o Kevin Bacon. Vale la pena esta cinta, aunque su interesante discurso en su fondo se diluye en favor de la forma por el nivel de suspenso y terror, con una llamativa temática religiosa.