El hedor a gasolina envuelve el Aeropuerto Internacional de Muan. Al otro lado del cordón policial pueden verse asientos, maletas y trozos de metal torcidos desperdigados en el suelo, a pocos metros de los restos siniestrados del vuelo 2216 de la aerolínea surcoreana Jeju Air. El accidente provocó la muerte de 179 personas.
El Boeing 737-800, que realizaba el trayecto entre Bangkok, capital de Tailandia, y Muan, ciudad al sudoeste de Corea de Sur, se estrelló el domingo mientras intentaba realizar un aterrizaje de emergencia.
El avión se estrelló contra una pared, y estalló en llamas
Los equipos de rescate lograron controlar el incendio, pero solo consiguieron rescatar a dos miembros de la tripulación, los únicos supervivientes de un vuelo con 181 personas a bordo.
Entrada la tarde, unos focos iluminaron los restos de metal retorcidos al tiempo que una grúa amarilla levantaba el fuselaje, lo que permitió a las autoridades proseguir su operación de búsqueda y rescate.
En el lugar del accidente solo se oyen los flashes de las cámaras fotográficas y las voces de los periodistas. Sobre el asfalto pueden verse restos de folletos del Duty Free, de guantes sanitarios de la tripulación, y la cola carbonizada del avión.
Dentro de la terminal, los familiares de las víctimas se agruparon a la espera de noticias, muchos de ellos conmocionados y afligidos.
Las pantallas que normalmente exponen los horarios de llegadas y salidas mostraban los nombres, las fechas de nacimiento y las nacionalidades de las víctimas.
Uno de mis hijos iba a bordo del avión (…) Todavía no ha sido identificado», dijo a AFP un hombre mayor, que pidió no usar su nombre, en la sala de espera del aeropuerto.