Durante la noche del 31 de diciembre y madrugada de este uno de enero, a través de las páginas de perros y mascotas extraviados, fueron registrados varios canes deambulando desesperados en varias colonias del sur de Tamaulipas; usuarios hicieron todo lo posible para que pudieran regresar con sus dueños.
De acuerdo a la página Perros Perdidos de Tampico, Madero y Altamira, durante las últimas horas se tuvo varios reportes de los mismos usuarios de esta comunidad quienes señalaban a estas mascotas deambulando por las calles.
Desde la colonia Monte Alto, Miramar y fraccionamientos de Altamira, pasando por las colonias del norte de Ciudad Madero como las Flores, Kehoe, hasta la zona centro de Tampico, indicaban los perros perdidos y desorientados.
Desde chihuahuas, schnauzers, entre otros fueron los animalitos rescatados por la misma ciudadanía, durante el episodio de la quema de pirotecnia para recibir el 2025.
Lamentablemente en otros grupos reportaron el fallecimiento de un perrito quien fue arrollado al querer cruzar la avenida Miguel Hidalgo en Tampico.
Muchos usuarios pedían la intervención de Protección Animal al ver como los perritos se volvían literalmente locos con el uso de la pirotecnia, en algunos casos dentro de los patios de las casas y en otros en la calle tras haber salido de las mismas.
De acuerdo al médico veterinario zootecnista Arturo Segura Tovar, en el caso de los perros son 20 veces más sensibles a los ruidos, por lo que las detonaciones de la pirotecnia los exaltan y causan un gran estrés en ellos.
Varias agrupaciones dedicadas a la protección animal se sumaron en la instalación de este altar en la que se recordaron a perros y gatos.
“Recordar que los perros tienen un sistema auditivo más sensible que nosotros, ellos al percibir un ruido aumenta 20 veces más su percepción y pueden empezar a tener problemas de comportamiento como taquicardia, convulsiones, en algún momento dado afectaciones en el sistema nervioso, descontrol en su esfínter”, indicó.
Detalló que es esto lo que causa que salgan de los patios de las casas y corran sin control por las calles y avenidas de la ciudad, con el riesgo de ser atropellados o que se causen alguna lesión ellos mismos en su desesperación.