enero 21, 2025
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Criticando a ‘Emilia Pérez’

enero 21, 2025 | 56 vistas

Lic. Ernesto Lerma

Esta fue la cinta ganadora en el pasado Festival Internacional de Cine de Cannes 2024. Fue dirigida por el autor de prestigio, Jacques Audiard, hablamos de “Emilia Pérez”, una producción que ha dividido opiniones pues unos la califican como un auténtico adefesio con una estética de programa chafa de la televisora, pero otros apostaron entusiasmados porque sería (y ya lo está siendo) la película ganadora de todos los festivales y premiaciones relacionadas con el séptimo arte.

Recordemos que Audiard, el director parisino aclamado por películas como “Un prophète” (tal vez la mejor película sobre prisiones de todos los tiempos), “Dheepan” (Palma de Oro en Cannes) y la devastadora “Rust And Bone”, ha demostrado una habilidad inigualable para explorar géneros y ofrecer relatos muy humanos en entornos de gran tensión social y política. Su estilo suele fusionar el drama íntimo con la épica visual, y su filmografía está llena de personajes en el terreno de lo gris que se enfrentan a dilemas morales intensos.

Con “Emilia Pérez”, Audiard se adentra en un terreno inexplorado: un musical melodramático sobre el crimen y la identidad de género, ambientado en México, que combina elementos de thriller, humor absurdo y coreografías al estilo de Broadway. El resultado es una experiencia cinematográfica única, que desafía convenciones y que se siente tan ambiciosa como fascinante. La cinta destaca por su tono grandilocuente, que mezcla la violencia de los carteles mexicanos con el drama personal de un capo que desea un cambio radical en su vida.

La película toma una premisa extravagante (un jefe de cartel que quiere transformarse en mujer) y la convierte en una odisea emocional que atraviesa temas de identidad, remordimiento y redención. Desde los primeros momentos, donde vemos a Juan “Manitas” Del Monte (interpretado con autoridad por Karla Sofía Gascón) controlar su imperio con mano de hierro, hasta el momento en que decide convertirse en Emilia, la película mantiene una tensión constante, subrayada por números musicales que, aunque inesperados, se integran de manera natural con el melodrama.

Audiard logra que las transiciones entre escenas de alta tensión y los momentos musicales fluyan sin sentirse forzadas, algo que “Joker: Folie à Deux” aspiraba a ser y nunca fue. Mientras que la película de Todd Phillips se quedó en la dimensión superficial tanto de la tragedia de un criminal como en el formato del musical, “Emilia Pérez” abraza por completo el caos y la belleza del género, permitiendo que la historia y los personajes florezcan en este ambiente excéntrico sin justificarlo como escapes de los personajes de su realidad. Las canciones, aunque en algunos momentos rozan lo kitsch (la cinta inicia con una venta de chatarra cantada en auto-tune), la verdad es que aportan poesía, lirismo y un dinamismo increíble a la cinta, evocando a musicales contemporáneos.

Las actuaciones de las protagonistas son uno de los pilares más fuertes de la película. Gascón, una actriz trans española, entrega una interpretación electrizante como Juan/Emilia. Su transformación de capo implacable a mujer atormentada por sus decisiones pasadas está llena de matices. A pesar de lo absurda que puede parecer la premisa, Gascón le otorga una gravedad emocional que hace que el viaje de su personaje sea tanto creíble como conmovedor. En su papel de Emilia, logra equilibrar la vulnerabilidad de alguien que busca redimirse con la fuerza de quien ha sobrevivido en un mundo brutal.

Es muy probable que ella sea la primera actriz trans en ser nominada al Óscar como Mejor Actriz (algo que no logró Daniela Vega, la protagonista de “Una mujer fantástica”) y ¿por qué no? obtener el galardón. Estamos ante una interpretación de gran calibre. Zoe Saldana, como Rita, la abogada cínica y desilusionada, ofrece otra actuación más que destacada. Su relación con Juan/Emilia es el núcleo emocional del filme, y su evolución, de una mujer agotada por defender a criminales a alguien que ayuda a realizar una transformación tan personal como peligrosa, está llena de complejidad.

La cantante y actriz Selena Gómez, en el papel de Jessi, la esposa de “Manitas” y madre de sus hijos, sorprende al equilibrar la ligereza cómica con momentos de verdadero drama. A pesar de la locura que la rodea (y de un español no tan bueno), su personaje se mantiene anclado emocionalmente, y sus interacciones con Emilia, quien ahora finge ser una tía que cuida a los niños, ofrecen algunos de los momentos más conmovedores de la película. Si “Joker: Folie à Deux” intentaba fusionar el género musical con el género criminal, “Emilia Pérez” lo hace de una manera mucho más natural, efectiva y experta. Mientras que la película de Todd Phillips cae en lo pretencioso, Jacques Audiard abraza la extravagancia con una energía contagiosa.

A diferencia de la segunda parte de “Joker” que se centra en el descenso de su protagonista, “Emilia Pérez” busca la transformación y la redención. El arco de Emilia es uno de autodescubrimiento, donde la música sirve como un medio para expresar la complejidad emocional del proceso. Los números musicales, por muy extravagantes que sean, logran captar la esencia de lo que está en juego para Emilia, y cómo su transformación física es solo una parte de su búsqueda de redención personal. “Emilia Pérez” es un espectáculo ambicioso que fusiona lo épico con lo personal, lo musical con lo criminal, y el humor con el melodrama. Aquí, la música no es un accesorio, sino una extensión de la narrativa.

Mi 8.5 de calificación a esta más que peculiar propuesta cinematográfica disponible como producción original de la plataforma Netflix (Estados Unidos) que, aunque ha sido tan criticada en Latinoamérica y sobre todo en nuestro país, México ha sido clamada por buena parte de la crítica mundial por su estética, pero muy criticada por su tratamiento superficial, el filme ha enfrentado cuestionamientos por perpetuar estereotipos dañinos sobre la realidad (o lo que un extranjero cree que es) mexicana.

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