Agencias
Después del lamentable fallecimiento de la cantante Paquita la del Barrio, hubo medios de comunicación, famosos y hasta empresas que comenzaron a recordar a la destacada intérprete mexicana como una figura feminista.
Paquita tenía un carácter fuerte y no se detuvo al cantar sus verdades a los hombres con sentidas canciones de despecho como “Tres veces te engañé”, “Cheque en blanco” y su máximo éxito “Rata de Dos Patas”, pero ¿realmente era feminista?
Algunas académicas especializadas en feminismo y estudios de género, así como con una de las personas que más convivió con Paquita en los últimos años, hablaron al respecto para entender la razón de por qué fue adoptada como estandarte por tantas mujeres.
Francisca Viveros Barradas nació el dos de abril de 1947 en Alto Lucero, Veracruz, y tuvo una infancia difícil, pues creció en la pobreza y solo estudió hasta la Primaria; en cuanto al amor, sufrió por dos hombres (con los que se casó y tuvo hijos) a lo largo de su vida.
Sin embargo, en un punto de su vida adulta logró ser dueña de su negocio, un restaurante y club nocturno llamado Casa Paquita en la colonia (barrio) Guerrero; poco a poco su fama fue creciendo hasta convertirse en lo que todos conocimos: un referente dentro de su género.
Aunque tuvo esas malas experiencias con sus parejas, también tuvo importantes aliados masculinos. Colaboró por años con el compositor Manuel Eduardo Toscano, quien, además de ser su compadre, fue el artífice de muchas de sus letras más poderosas contra los hombres.
Nadie puede negar la gran figura que fue Paquita como una intérprete femenina, sin embargo, la compositora y musicóloga feminista Leticia Armijo señaló que no considera a la famosa una feminista, pero sí “un espejo de lo que las mujeres deseamos”.
Por otra parte, hay que mencionar que la misma cantante nunca se autodenominó feminista ni compartía esta corriente de pensamiento, aunque sí era una denunciante del maltrato que sufren las mujeres y del abuso de poder de los hombres o de las infidelidades.
Paquita tenía la capacidad de usar la música como un medio catártico y se convirtió en una pionera para otras artistas en un género como la música regional mexicana, donde generalmente se retrataba a la mujer como traicionera, orgullosa, malvada y otros tantos adjetivos.