El brote de sarampión en Texas continúa expandiéndose rápidamente, con más de 300 casos confirmados desde finales de enero, según informó el Departamento de Servicios de Salud del Estado de Texas (DSHS, por sus siglas en inglés).
Tan solo el viernes pasado, se reportaron 30 nuevos contagios, principalmente en el oeste del estado, lo que ha encendido las alarmas de las autoridades sanitarias.
El epicentro del brote
El condado de Gaines se ha convertido en el foco principal del brote, con 20 de los casos más recientes reportados en esta región, según destacó.
Desde que comenzaron a detectarse los primeros contagios en febrero, el número de casos ha aumentado de manera constante, lo que ha llevado a que 40 personas hayan requerido hospitalización debido a la gravedad de la enfermedad.
El dato más preocupante es que solo dos de los 309 pacientes estaban vacunados contra el sarampión. Las autoridades corrigieron tres casos que inicialmente se creían inmunizados, explicando que dos de ellos recibieron la vacuna después de haber estado expuestos al virus, poco antes de presentar síntomas.
Dado que la vacuna contra el sarampión tarda aproximadamente 14 días en generar inmunidad, estos casos no lograron evitar la infección.
¿Por qué surgió el brote de sarampión?
El brote actual de sarampión en Texas tiene sus raíces en comunidades con bajas tasas de vacunación. Según los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades (CDC), la disminución de las tasas de inmunización en algunos condados ha creado condiciones ideales para que el virus del sarampión, altamente contagioso, se propague rápidamente.
El sarampión se transmite a través del aire cuando una persona infectada tose, estornuda o simplemente respira, y puede permanecer en el ambiente hasta dos horas después de que la persona contagiada haya salido del lugar.
Debido a esta facilidad de transmisión, una sola persona infectada puede contagiar entre 12 y 18 personas no vacunadas, lo que convierte al sarampión en una de las enfermedades más contagiosas del mundo.
El brote en Texas se ha extendido principalmente debido a la falta de inmunización en grupos específicos, incluidas comunidades religiosas y zonas rurales donde la cobertura de vacunación es más baja.
Según datos del DSHS, varias comunidades del oeste de Texas han mostrado una disminución significativa en la vacunación infantil en los últimos años, lo que ha facilitado la propagación del virus.
Además, la propagación del virus ha sido potenciada por la exposición en entornos comunitarios, como escuelas y guarderías.
Las autoridades han señalado que las escuelas y centros de cuidado infantil están obligados a excluir a los niños no vacunados durante al menos 21 días después de una posible exposición, como medida preventiva para evitar más contagios.