NUEVO LAREDO, Tamaulipas.- La sesión itinerante del Congreso del Estado celebrada en el Centro Cultural de Nuevo Laredo se convirtió en escenario de un debate que fue más allá de las formas jurídicas.
La reforma a la Ley para el Desarrollo Familiar del Estado de Tamaulipas para reconocer el concubinato como una forma legítima de familia desató posturas cruzadas basadas en convicciones ideológicas de diputadas y diputados del PAN y de Morena.
El dictamen, impulsado por la diputada de Morena, Judith Katalyna Méndez Cepeda, reformó los artículos 2 y 3, y adicionó un subpárrafo al artículo 35 de esa, estableciendo que el concubinato –la unión libre y estable entre dos personas mayores de edad– es una estructura familiar con los mismos principios de afectividad, consentimiento y estabilidad que el matrimonio.
La reforma también prohíbe expresamente cualquier tipo de castigo físico, psicológico, corporal o humillante en la crianza de niñas, niños y adolescentes, promoviendo en su lugar la crianza positiva y participativa como método para formar ciudadanos libres de violencia.
Pero más allá de los tecnicismos, lo que se discutió fue el significado mismo de “familia”.
La diputada Patricia Saldívar, del PAN, fue la voz más crítica en tribuna. Con tono firme, acusó que la reforma representa una mutilación al concepto tradicional de familia: “Apoyamos con todas sus letras a la familia, pero no podemos respaldar esta modificación que arranca de tajo un pilar de nuestra sociedad”.
“Antes, las leyes protegían a la familia para evitar que se dañara el tejido social. Hoy, pareciera que la ley se usa como bandera ideológica de unos cuantos”, dijo Saldívar, quien también cuestionó que la reforma se haya aprobado a 500 kilómetros de la Capital del estado.
“Pareciera que venimos hasta aquí para dar la espalda a muchas familias que nos han expresado su preocupación”, añadió.
Desde su óptica, reconocer nuevas formas de familia no representa inclusión, sino un intento de destruir conceptos preexistentes: “La familia no discrimina. Lo que sí hacemos en el PAN es defender una filosofía verdaderamente humanista”, sostuvo.
A su postura se sumó su compañera de bancada, Marina Edith Ramírez, también del PAN, quien propuso regresar el dictamen a comisiones “para analizarlo mejor y no legislar al vapor”.
Sin embargo, la diputada morenista, Lucero Martínez, replicó con claridad: “El concepto de matrimonio cambió desde hace 20 años. Nuestra ley civil ya reconoce el concubinato; lo que estamos haciendo solamente es integrarlo también a la Ley de Desarrollo Familiar, sin eliminar el concepto tradicional”.
Martínez recordó que muchas familias actuales no están formadas por un matrimonio formal, sino por parejas en unión libre con hijos, con patrimonio común y responsabilidades compartidas: “¿Por qué negarle a esas personas el reconocimiento legal de su familia?”, cuestionó.
El diputado Armando Zertuche Zuani –también de Morena– añadió perspectiva práctica: “Más del 40 por ciento de las convivencias familiares quedarían fuera de regulación si seguimos ignorando esta realidad. No estamos destruyendo a la familia, estamos actualizando sus marcos jurídicos para garantizar paz y derechos dentro de los hogares”.
El reynosense fue claro: “Una familia también se define como quienes comparten un mismo techo. Esa es la vida cotidiana de miles de tamaulipecos. Lo menos que podemos hacer es legislar para reconocerla y protegerla”.
La autora de la iniciativa, Judith Katalyna Méndez, defendió su propuesta con cifras, historia y convicción.
Recordó que los artículos 2 y 3 del Código Civil no se han reformado desde hace 20 años, a pesar de que la sociedad ha cambiado profundamente.
“Las familias han evolucionado. Hoy existen modelos distintos que también merecen protección. En Tamaulipas, la transformación llegó hace años, y esta reforma solo la confirma”, dijo.
La reforma –detalló Méndez– reconoce legalmente al concubinato, lo que se traduce en beneficios concretos para las personas que viven en unión libre, especialmente mujeres:
1. Derecho a heredar bienes en caso de fallecimiento de su pareja.
2. Protección patrimonial y jurídica para su hogar e hijos.
3. Acceso a programas sociales dirigidos a familias reconocidas por el Estado.
4. Reconocimiento formal de su rol como jefas de familia.
El panista Gerardo Peña Flores tomó la palabra para defender el derecho de la oposición a disentir: “Nuestro partido ha sido tolerante y respetuoso. No se puede descalificar a quienes pensamos distinto”.
Peña también advirtió que detrás del debate legal hay una intención simbólica: “¿Cuál es la trampa? Si lo que se quiere es cambiar el concepto de jefe de familia, entonces díganlo claramente y llámenlo jefa de familia, pero no modifiquemos el fondo disfrazado de forma”.
Pese a las resistencias de los panistas, el dictamen fue aprobado por mayoría.
Morena y aliados festejaron el hecho argumentando que se trata de un paso significativo hacia el reconocimiento legal de realidades sociales que ya existen en Tamaulipas, pero que aún estaban a la espera de justicia.
La ley, como bien dijo un diputado, “no solo regula lo que somos, sino lo que estamos dispuestos a reconocer como sociedad”, señalaron.
JR