abril 12, 2025
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Prenden ‘pasiones’ entre los diputados

abril 11, 2025 | 25 vistas

Rogelio Rodríguez Mendoza

Desde su autoexilio texano, el exgobernador panista Francisco Javier García Cabeza de Vaca logró hacer lo que muchos políticos en funciones no consiguen: provocar un enfrentamiento parlamentario de alto voltaje sin mover un dedo. 

La chispa estalló este jueves durante la sesión plenaria del Congreso del Estado, donde Morena y el PAN protagonizaron un duelo cargado de acusaciones, sarcasmos y… ¿sentimientos no resueltos?

Todo comenzó con la diputada Magaly Deandar Robinson, quien subió a tribuna para presentar un punto de acuerdo de urgente resolución. ¿Su objetivo? Exigir la remoción de Piedad del Carmen Hernández Ávila, secretaria en funciones de magistrada del Primer Tribunal Colegiado del Décimonoveno Circuito, por presuntamente estar impedida legalmente para resolver el amparo 54/2024… promovido –cómo no– por Cabeza de Vaca.

La diputada señaló que Hernández Ávila no sólo conocía del caso, sino que además es esposa del exjuez Faustino Gutiérrez Pérez, quien –según las denuncias– “protegió con fervor” al exmandatario estatal mediante resoluciones a modo. Para agregarle color a la trama, se recordó que este exjuez fue removido por el Consejo de la Judicatura Federal en agosto de 2023, tras ser denunciado por favorecer reiteradamente a Cabeza de Vaca en juicios de amparo, incluyendo el expediente 2477/2022, donde se anuló una orden de aprehensión por delincuencia organizada.

La exposición legislativa incluyó también un dato que rozó el terreno de lo anecdótico: el exjuez Gutiérrez Pérez acaba de inaugurar una agencia de autos en Reynosa, negocio que –según insinuaron– no es fácil de abrir sin algunos millones “de sobra”. Todo esto mientras, de forma paralela, se afirma que sigue litigando los asuntos legales del exgobernador, como si nunca hubiera dejado el Poder Judicial… sólo que ahora desde el sector privado.

La iniciativa fue dispensada de trámite y, antes de que pudiera prosperar en silencio, el coordinador de los diputados panistas, Gerardo Peña Flores, decidió entrar al ring. 

Con tono irónico, le lanzó a Magaly una frase que parecía sacada más de TikTok que del protocolo legislativo: “A mí se me hace que el exgobernador es su ‘crush’. Veo que lo extraña mucho porque ah como lo menciona”. 

Peña fue más allá: “ese mismo ímpetu pónganselo al combate al huachicol. En congruencia a ese tema, que es público y notorio y que ya la autoridad puso manos sobre él”.

Acusó a Morena de presionar a jueces federales cuando las sentencias no les favorecen, y de usar al Congreso como un tribunal paralelo. Magaly no respondió en ese momento. Se quedó en su escaño, sin palabras, pero no por mucho tiempo.

La propuesta fue aprobada, pero la sesión ya estaba encendida. Otro morenista, Armando Zertuche Zuani, presentó un segundo punto de acuerdo para exhortar al juez Fidel Gallegos Figueroa, titular del Juzgado Séptimo de Distrito en Reynosa, a que resuelva el amparo 417/2024 –también de Cabeza de Vaca– con estricta legalidad, imparcialidad y profesionalismo. Por si quedaban dudas del “protagonista invisible” del día.

Zertuche retomó el discurso de Magaly: habló de jueces favoritos, de exmagistrados complacientes –Juan Fernando Alvarado López y Faustino Gutiérrez Pérez–, y del entramado judicial que, según la bancada guinda, ha servido para proteger al exgobernador y a su círculo cercano con resoluciones hechas a la medida.

La panista María del Rosario González subió a tribuna para contraatacar. Aseguró que el objetivo de Morena con la reforma judicial es tener jueces a modo, pero ahora con otro color de partido. Insinuó, sin decirlo directamente, que cambiar los dados no implica dejar de jugar sucio. Como era de esperarse, la propuesta de Zertuche también fue aprobada con dispensa de comisiones, pero con el voto en contra de los cuatro panistas presentes.

Fue entonces cuando el tono de la sesión subió de nivel y bajó de elegancia. Ya en asuntos generales, Magaly Deandar, arropada por toda la bancada de Morena, PT y PVEM, regresó a tribuna, visiblemente molesta, para acusar a Peña Flores de violencia política de género. “En primer lugar le exijo que me respete. Y el mismo respeto le pido para todas las compañeras. Lo único que demuestra es su misoginia”. 

Y siguió: “Porque con su reacción ante un exhorto que afecta a su patrón se ve más enamorado usted de él. Lo que les incomoda es la corrupción”.

Deandar pidió a la Mesa Directiva un extrañamiento público contra Peña.

La panista Patricia Saldívar pidió la palabra para defender a su coordinador de bancada. Comenzó aclarando que el término “crush” alude a una atracción, no a un romance, y que le recordó a la morenista que para exigir respeto debe empezar dándolo. 

La respuesta llegó ahora de otra morenista: Lucero Martínez López, quien recordó que en una sesión pasada, en Nuevo Laredo, Peña había llamado “tramposas” a las legisladoras de Morena. 

También se tomó el tiempo para dar una cátedra lingüística, asegurando que “crush” sí implica enamoramiento. Todo muy académico.

Y así, con Cabeza de Vaca ausente, pero omnipresente, terminó una jornada legislativa donde los puntos de acuerdo pasaron, pero el debate se desvió hacia lo emocional, lo personal y lo simbólico.

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