Staff ED
Ciudad Victoria, Tamaulipas.- Los nueve delitos de mayor incidencia en Tamaulipas aumentaron durante marzo pasado; en conjunto, el alza mensual fue de 25.8 por ciento y, en esta ocasión, dos de ellos mostraron una reducción significativa.
La estadística de la Fiscalía General de Justicia del Estado (FGJ) muestra también que otro delito se quedó en la misma cantidad que en febrero pasado, en tanto que los restantes seis provocaron el aumento antes mencionado.
Sin embargo, al contar ya con los datos de los tres primeros meses del año se puede hacer un balance interanual, pues las estadísticas de años anteriores las presenta la citada institución de seguridad y justicia solamente en periodos trimestrales.
En este sentido, el acumulado de los tres primeros meses del presente año arroja una reducción de 9.86 por ciento, frente al 2024, dado que mientras el año pasado fueron un total de seis mil 367 investigaciones, en lo que va del 2025 son cinco mil 739, es decir, 628 menos.
VARIACIÓN MENSUAL
El balance de marzo pasado arroja el aumento de 25.8 por ciento al inicio señalado, dado que los nueve delitos de mayor incidencia aumentaron de mil 792 en febrero a dos mil 255 el mes pasado, de acuerdo con la estadística oficial de la FGJ.
Los delitos que más aumentaron a tasa mensual fueron el daño en propiedad y la violencia familiar; el primero pasó de 274 a 393 casos, para un 43.4 por ciento de incremento, en tanto que el segundo registró 588 carpetas en febrero y 843 en marzo, creciendo en 43.3 por ciento.
Por su parte, las lesiones registraron un alza de 33.3 por ciento (249 en febrero y 332 en marzo), las amenazas de 31.3 por ciento (147 y 284, respectivamente) y la sustracción y retención de menores creció en 22.0 por ciento (50 y 61).
El último de los delitos que registraron aumentos fue el robo domiciliario, con un 8.2 por ciento, pasando de 73 a 79 casos en el periodo de referencia, en tanto que los otros dos tipos de robo más comunes fueron los que se redujeron, marcando ya una tendencia, dado que en febrero también bajaron.
El robo a comercio fue el que más se redujo, en 26.5 por ciento, pues en febrero hubo 119 y en marzo 88 (en 0.80 por ciento se redujo el mes anterior); por su parte, el robo de vehículos disminuyó 16.3 por ciento, con 150 y 133 denuncias, respectivamente (de enero a febrero bajó 5.9).
Por último, el delito que se quedó sin variación fue el de abandono de obligaciones alimenticias, que registró las mismas 133 carpetas de investigación en febrero y marzo, en tanto que al inicio del año habían sido solamente 107 casos.
BALANCE 2025
Al terminar el primer trimestre le informamos que los delitos antes mencionados tuvieron el segundo aumento mensual consecutivo; de mil 692 casos en enero pasaron a mil 792 en febrero, para un alza de 5.9 por ciento, y para marzo aumentaron a dos mil 255, lo que significa el incremento de 25.8 por ciento indicado al inicio.
De esta manera, si se compara marzo pasado con enero, el incremento trimestral es de 33.3 por ciento, dado el aumento de 563 presuntos delitos bajo investigación de la Fiscalía General de Justicia del Estado, lo que muestra una tendencia alcista en este arranque de año.
Sin embargo, como se mencionó en el comparativo interanual, el saldo de 2025 se mantiene por debajo del primer trimestre del año, por lo que el alza mensual de este año aún no llega a lo registrado en 2024.
LA VIOLENCIA FAMILIAR
Para terminar el presente análisis, informamos que el delito de mayor incidencia en Tamaulipas también se mantiene al alza y se quedó a solamente 42 casos de los registrados el año pasado.
La violencia familiar inició en enero con 466 casos y aumentó en febrero a 588, para un alza mensual de 26.2 por ciento, pero en marzo fueron 843 denuncias, arrojando el alza de 43.3 por ciento antes mencionada; el acumulado del primer trimestre es de mil 897 casos, frente a mil 939 del 2024.
Para darnos una idea, por cada denuncia por daño en propiedad, que es el segundo delito de mayor incidencia en la entidad, se presentan dos de violencia familiar, la cual a su vez representa un 33 por ciento del acumulado de los nueve de mayor incidencia.
ESCONDEN CIFRAS: ONG
La supuesta disminución de homicidios en el país no es sinónimo de paz. Es, en muchos casos, una simulación. La reducción en las estadísticas de asesinatos no responde a una mejora en las condiciones de seguridad, sino a una estrategia deliberada de manipulación que permite al gobierno sostener una narrativa de pacificación que dista mucho de la realidad.
Así lo denunció la organización no gubernamental, “México Evalúa” a través de su sitio de internet, donde advierte, además, que el objetivo de fondo es ocultar la realidad vigente en el país en materia de inseguridad pública.
“La reducción artificial silencia lo esencial: la verdadera cifra de la violencia se esconde en fosas clandestinas, no en los registros oficiales. Tan solo en el sexenio pasado se documentaron dos mil 864 fosas a lo largo del país, y desde 2007, la cifra rebasa las cinco mil 600”, detalló.
La mayoría no fueron descubiertas por las autoridades, sino por madres buscadoras… o perros hambrientos. Son cifras que no aparecen en los conteos del Secretariado Ejecutivo del Sistema Nacional de Seguridad Pública (SESNSP), pero que deberían estremecer cualquier conciencia.
La violencia se ha sofisticado en su invisibilidad. Los grupos criminales entendieron que los cuerpos a la vista generan presión social y mediática, y por ello optaron por desaparecerlos. Ya no es necesario colgarlos de puentes. Basta con enterrarlos lejos del ojo público. Así, la ausencia de cadáveres visibles se traduce en una ilusión de seguridad que las cifras oficiales están dispuestas a sostener.
La ONG advierte que los datos de homicidio doloso —considerados por el gobierno como el principal indicador del crimen violento— son profundamente inexactos. Provienen de carpetas de investigación iniciadas por fiscalías estatales carentes de recursos y capacidades, en un entorno institucional debilitado por recortes, corrupción y descoordinación. En ese contexto, resulta común que asesinatos sean mal clasificados como “otros delitos contra la vida”, o que ni siquiera se investiguen.
Diversos estudios han detectado patrones sospechosos: en varias entidades, la disminución de homicidios coincide con el aumento de desapariciones y de delitos clasificados de forma ambigua. Es una manipulación técnica, sí, pero con fines claramente políticos. Sirve para justificar la militarización de la seguridad pública, fortalecer la narrativa de éxito del régimen y, en estos tiempos, incluso contrarrestar el discurso antimexicano de figuras como Donald Trump.
Frente a esta farsa estadística, los datos oficiales deben dejar de ser aceptados como verdad inamovible y empezar a ser analizados con sentido crítico. Hay que contrastarlos con cifras de desapariciones, explorar sus inconsistencias y, sobre todo, formular nuevas preguntas que permitan visibilizar a las víctimas, desenmascarar la violencia estructural y construir políticas públicas basadas en la transparencia y la rendición de cuentas. Porque la paz no se logra ocultando la sangre, sino enfrentando con honestidad lo que ocurre bajo tierra.

JR
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