abril 23, 2025
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Criticando al filme ‘G20’

abril 22, 2025 | 28 vistas

Lic. Ernesto Lerma

La realizadora mexicana Patricia Riggen dirige a la estrella Viola Davis en la correcta película de acción y a sus 59 años, la actriz afroamericana se apropia del rol heroico y clásico del cine de acción hollywoodense, generalmente reservado para hombres como Sylvester Stallone, Bruce Willis, Arnold Schwarzenegger, Harrison Ford o Liam Neeson. 

Con el filme “G20”, Riggen se convierte en la primera mexicana y en la primera directora latina en dirigir una película de acción de alto presupuesto, con lo que entra a una reducida lista de mujeres que han tenido la misma oportunidad, como Kathryn Bigelow (“The Hurt Locker”) y Patty Jenkins (“Wonder Woman”). 

Desde que el proyecto fílmico le fue encomendado, tenía claro que la presión era doble, pues, como latina y como mujer, tenía que hacer las cosas bien, para que las puertas en este género (usualmente reservado a los hombres) continúen abiertas para futuras directoras que quieran incursionar en el cine de entretenimiento en las grandes ligas. 

En esta especie de remake de “Avión Presidencial” (1997) en clave femenina tenía varios elementos que favorecían el delirio, pero lo que tenemos finalmente es una cinta de acción bastante trivial pero muy entretenida. Y siendo sincero, debo decir que no soy un gran fan de “Avión Presidencial”, que para muchos es uno de los clásicos del cine de acción de los años noventa. Creo que su mezcla entre patriotismo exacerbado y disparate narrativo.

La película descansaba en exceso en la confianza en un espectador dispuesto a pasar por alto demasiadas arbitrariedades del guion. Pero también es cierto que era una película hecha por gente que entendía y tenía un fuerte lazo con el cine de acción, empezando por el director Wolfgang Petersen y el actor Harrison Ford, y que constituía un ejemplo de cómo cierto discurso progresista era capaz de ser masivo sin grandes esfuerzos. 

No puedo afirmar lo mismo sobre “G20”, que es casi como un remake que, sin ser un bodrio, llega tarde y mal. En esta producción original de la plataforma Prime Video hay también elementos de otras cintas similares como “Ataque a la Casa Blanca” (2013) y, por supuesto, de “Duro de Matar” (1988) (que ha sido la base fundamental para todo este tipo de relatos), aunque en clave femenina. Acá en esta película, en la trama tenemos a Danielle Sutton (Viola Davis), la actual Presidente de los Estados Unidos, que además de líder del mundo libre, es una madre con un vínculo bastante conflictivo con su hija.

Además de ser una política que siente algo de culpa por haber utilizado a su favor su pasado como soldada. Todo eso se pondrá en juego cuando asista a la cumbre del G20 en un bello hotel en Sudáfrica y el evento se vea interrumpido por un grupo terrorista que secuestra a todos los asistentes, con el objetivo de detonar la economía mundial y hacerse ricos en el proceso. 

Sin embargo, sus planes se verán amenazados por Sutton, quien (con un poco de ayuda) sacará a la heroína dentro suyo y se pondrá a la altura de las circunstancias. La idea del G20 convertido en un escenario explosivo es ciertamente ocurrente, potenciada por el imaginario de un Estados Unidos idealista y justiciero encarnado por una mujer que por ahí no es tan buena para negociar o encontrar consensos, pero sí para patear traseros y en el proceso demostrarle a su hija que en el fondo es una buena madre. 

Pero el delirio casi grasoso de toda la trama solo aparece en el póster de la película, que es casi autoparódico y muy efectivo. La autoconsciencia y la inventiva no abundan tanto en la trama como en su puesta en escena, a las que les cuesta salir de lo previsible y tomar verdaderos riesgos. El humor es, en el mejor de los casos, involuntario, y si bien es cierto que Davis le pone todas las ganas, la contraparte que es el villano interpretado por Antony Starr es bastante inocua, un antagonista que siempre necesita explicarse y que jamás es creíble. 

A eso hay que sumarle que todas las secuencias de acción son filmadas por la directora Patricia Riggen a reglamento, sin la fisicidad o la vocación lúdica necesarias. En “G20” hay un elenco potente (además de Davis y Starr, Antony Anderson, Douglas Hodge, Elizabeth Marvel y Clark Gregg), que casi en su totalidad está bastante desperdiciado. Y la sensación que se impone es que había una gran oportunidad de construir un espectáculo entretenido y vertiginoso, pero el resultado final es entre trillado, estirado e intrascendente. 

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