La mexicana Rosalba Hernández solía mantener los documentos de sus hijos a mano por miedo a un terremoto en California. Pero desde que Donald Trump volvió a la presidencia de Estados Unidos, lo hace por la amenaza de una redada.
Las detenciones y deportaciones han marcado los primeros cien días de gobierno de Trump, quien regresó a la Casa Blanca el 20 de enero con una fuerte agenda antiinmigración que aterroriza a millones de personas que entraron irregularmente al país.
Ya no hace uno su vida normal», dijo Hernández, de 46 años, en el sur de California donde ha pasado la mitad de su vida.
«Preocupada», «frustrada», «postrada», son algunos de los adjetivos que usa la madre de cinco niños cuando se le pregunta cómo se siente.
La inmigrante, que abandonó México debido a la violencia cargando a su hija mayor en brazos, llegó a ser detenida brevemente en 2019, durante el primer gobierno de Trump, en un operativo contra el supermercado donde trabajaba, por prácticas irregulares.
Esa experiencia la asustó. Pero Hernández, que ahora trabaja en un restaurante y tiene cuatro hijos nacidos en Estados Unidos, asegura que nunca tuvo tanto miedo como en los últimos tres meses.