Lic. Ernesto Lerma
Esta es una estupenda película que recupera lo mejor del cartoon clásico y de los inoxidables personajes de la Warner Bros., con una comedia llena de ideas visuales y narrativas que explota la locura intrínseca. “El día que la Tierra explotó: una película de Looney Tunes” es una buddy movie del Pato Lucas y Porky.
Abandonados en el campo, el Granjero Jim rescata a los pequeños animales y los adopta para que vivan como hermanos en su granja. Muchos años después de la partida de ese padre adoptivo, los adultos Lucas y Porky deben reunir dinero para remodelar su casa y evitar ser desalojados del barrio.
Sin embargo, lo que empieza como una desopilante búsqueda laboral termina en varias versiones consecutivas del apocalipsis que los protagonistas deberán enfrentar en soledad. En el medio, nacerá el amor entre Porky y Petunia, aunque esta incipiente relación provocará algunos tontos conflictos y celos entre los hermanos. Porky y Lucas se convertirán en la única esperanza del planeta Tierra.
Mientras trabajan en la fábrica de chicles, las locuras de Lucas los llevarán a descubrir un secreto plan alienígena que pondrá en riesgo al mundo entero. En esta loca aventura para toda la familia, Porky y Lucas tendrán que salvar su hogar sin volverse locos el uno al otro. ¡Una comedia fuera de este mundo!
En primer lugar, esta película es redonda. A lo largo de poco más de noventa minutos de duración, se cuenta la historia de dos hermanos y el legado familiar de su padre adoptivo. Sin embargo, el camino transcurre en clave de comedia disparatada, desde la explotación del slapstick hasta su máxima expresión, y la disposición de pasajes que oscilan entre lo ridículo y ciertas formas de humor más sofisticadas.
En ese juego, “El día que la Tierra explotó: una película de Looney Tunes” no solo transita el sendero del cartoon clásico de los Looney Tunes y de Fantasías Animadas de Ayer y Hoy, sino que por momentos también incorpora animaciones diversas para enriquecer la puesta en escena en instantes donde se exacerban la locura y el descontrol. A las ilustraciones con un aire clásico, pero aggiornadas a las posibilidades técnicas de la época se suma un trabajo extremadamente atractivo desde el montaje, que brinda mayor vuelo a las secuencias de acción y a los momentos musicales.
Uno de estos momentos es el pasaje al ritmo de “It’s the End of the World as We Know It” de R.E.M., así como la consecución de desastres que Porky y Lucas arrastran desde su infancia o durante la búsqueda de trabajo. Otro mérito del largometraje es que nunca se detiene: avanza a buen ritmo y todo el tiempo redobla la apuesta. De la necesidad de arreglar la casa por la misteriosa rotura del techo hasta el final feliz con ribetes insólitos y sensibles, la historia siempre encuentra maneras de renovar su atractivo minuto a minuto.
Además, esta escalada de peligros que afectan a los personajes está acompañada por una apuesta clásica del cartoon: no hay escena o secuencia que prescinda del gag. Sin embargo, “El día que la Tierra explotó: una película de Looney Tunes” nunca deja de contar una historia de hermandad, amistad y amor, que constantemente se renueva encontrando mayores desafíos en el juego entre la comedia y el romance, la acción y la ciencia ficción.
Alejada de cualquier atisbo de cinismo, la película sostiene su calidez en la inocencia, la bondad y la solidaridad de su trío de héroes. Incluso las ingenuas revelaciones del villano aportan a esta construcción. De torpezas y malentendidos al sacrificio final para evitar el apocalipsis, esta aventura de Lucas y Porky recupera los mejores aspectos del cartoon clásico para recordarnos que pocas cosas son más nobles que una buena comedia con corazón y locura.
Recordemos que los Looney Tunes fueron creados por un equipo de talentosos animadores y guionistas de Warner Bros. en los años 30 y 40 como respuesta a los cortos animados de Disney. Entre los autores más importantes se encuentran Friz Freleng, Tex Avery, Chuck Jones y Bob Clampett, quienes aportaron su propio estilo y sentido del humor a cada personaje.
Lo que realmente hace especial a “El día que la Tierra explotó” (además de permitirle a Petunia brillar por fin) es su capacidad para rendir homenaje a la tradición de la animación de los Looney Tunes sin perder frescura. En lugar de optar por el CGI y la animación 3D que ha dominado la industria, la película se mantiene fiel al estilo 2D tradicional, que le otorga un aire nostálgico y cálido.
Esta decisión respeta el legado de los Looney Tunes y ofrece una experiencia visual distinta en medio de la saturación digital. La película también se distingue por su ritmo frenético y su enfoque en el humor visual, con gags rápidos, comentarios de doble sentido (como Daffy y sus huevos o su trabajo en OnlyFans, por ejemplo) y situaciones absurdas que remiten a los cortos clásicos y a lo mejor de Ren & Stimpy.
“El día que la Tierra explotó” es un milagro cinematográfico. Una divertida y encantadora reinvención que captura la esencia de los personajes clásicos al tiempo que los actualiza. La película, que fusiona ciencia ficción, humor absurdo y animación 2D impecable, rinde homenaje a las raíces de la animación. Y aunque su distribución tuvo más obstáculos que los protagonistas, su rescate demuestra que los Looney Tunes siguen vivos en el corazón de los fanáticos.
¡Esto es todo, amigos!