mayo 13, 2025
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Río San Marcos, víctima del abandono y la contaminación

mayo 13, 2025 | 30 vistas

Rogelio Rodríguez Mendoza

Ciudad Victoria, Tamaulipas.- A pesar de las campañas intermitentes de limpieza, la contaminación del río San Marcos sigue siendo un problema ambiental urgente en la Capital tamaulipeca.

Son siete kilómetros del cauce los que atraviesan la zona urbana de Ciudad Victoria, y a lo largo de ellos se vierten desechos sólidos y aguas residuales sin control ni sanción.

Los esfuerzos de saneamiento se han focalizado únicamente en algunos tramos cercanos al centro de la ciudad, dejando el resto del cauce expuesto a la basura, al descuido y a la ausencia de vigilancia.

En este abandono convergen responsabilidades tanto de autoridades federales, como de las estatales y municipales, que hasta ahora han actuado con tibieza ante la degradación del afluente.

El San Marcos, más que un cuerpo de agua, es un símbolo natural e histórico de Ciudad Victoria. Alimenta la presa Vicente Guerrero y cumple una función vital en el ecosistema local. Sin embargo, su deterioro lo ha convertido en un foco de contaminación, que afecta la calidad del agua, la salud pública y la biodiversidad.

La contaminación proviene principalmente de dos fuentes: las descargas de aguas negras –provenientes de hogares y comercios– y la acumulación de basura.

Desde muebles viejos hasta bolsas plásticas y residuos orgánicos, el río se ha vuelto un basurero urbano que crece con cada temporada de lluvias.

Aunque el tramo del río en la ciudad es de competencia federal, ni la Comisión Nacional del Agua (Conagua), ni la Secretaría del Medio Ambiente (Semarnat), ni la Procuraduría Federal de Protección al Ambiente (Profepa) han desplegado acciones sostenidas.

Sin embargo, la omisión también alcanza al Gobierno del Estado y al Ayuntamiento, que no han impulsado campañas permanentes de educación ambiental ni sistemas efectivos de inspección.

Con 72 kilómetros de longitud, el río San Marcos nace en la Sierra Madre Oriental, en el municipio de Jaumave, y desemboca en la presa Vicente Guerrero, en Padilla. Actualmente es considerado un cauce temporal, pero su valor para la región es permanente y estratégico.

Su rescate exige más que jornadas esporádicas de limpieza: demanda un compromiso sostenido y coordinado de los tres órdenes de gobierno y una sociedad que defienda su patrimonio natural.

JR

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