Dhena Mansur Sánchez
Era un martes once de septiembre del año 2001 y Nueva York vivía una mañana soleada en sus últimos días de verano con un perfecto y cristalino cielo azul. Era un día bellísimo y hasta de elecciones allá en la Gran Manzana en el que predominaba la tranquilidad, y en el que nadie imaginaba que un nuevo tipo de guerra estaba a punto de iniciar.
A las 8:00 de la mañana con 46 minutos el vuelo once de American Airlines con 76 pasajeros, once miembros de la tripulación y cinco terroristas a bordo se impactaba entre los pisos 93 y 96 de la torre norte siendo en su totalidad 107 pisos que en ese entonces representaban el poder económico estadounidense. Esta aeronave había despegado de Boston con destino a Los Ángeles sin saber que sería secuestrada por integrantes de la célula Al-Qaeda desde sus primeros minutos de vuelo.
Pero esto no sería todo, tan solo unos minutos después a las 9:03, un segundo vuelo, el número 175 de United Airlines golpeaba la torre sur. Este viajaba con 51 pasajeros, nueve miembros de la tripulación y cinco terroristas también secuestrada y re direccionada a Manhattan según el departamento de Justicia.
Todas las cadenas de televisión habían interrumpido su programación normal por completo para poder compartirle al mundo entero lo que estaba pasando, todos y cada uno de nosotros recordamos en donde nos encontrábamos justo en esos momentos en los que el terrorismo hizo de las suyas, y no en una película, en la vida real, las Torres Gemelas ardían en llamas, cientos de personas se lanzaban por las ventanas, suplicas de ayuda acompañadas de terror y más blancos todavía estaban en la mira.
El próximo objetivo sería el pentágono, el corazón del poder militar de los Estados Unidos, ubicado en Washington siendo impactado por el vuelo 77 de American Airlines y solo seis minutos después a las 10:03 el vuelo 93 de United Airlines cae en un campo abierto de Pensilvania. ¿Y qué pasaba con las torres repletas de humo y de víctimas? que tan solo pretendían acudir a su jornada laboral pues justo a las 9:59 de la mañana el mundo era testigo del desplome y caída de la torre sur del World Trade Center mientras que a las 10.28 se derrumbaba la torre norte.
Se vivía un infierno en carne propia, era la mayor agresión contra Estados Unidos y en su propio suelo, casi tres mil personas murieron en estos 4 ataques incluyendo a 343 bomberos de los primeros que llegaron a ayudar.
El fin del mundo para todas las familias que no volvieron a ver a quienes murieron en esos instantes, a raíz de esta tragedia muchas personas tras 20 años sufren secuelas por todos los residuos tóxicos inhalados tan sólo ese día. Pero en cuanto al origen de los hechos orquestados muchos documentos han sugerido presuntos vínculos con Arabia Saudita como Estado patrocinador para poder descifrar como se obtuvo el financiamiento por parte de Osama Bin Laden autor intelectual de estos atentados.
Mañana miércoles once de septiembre, 23 años después siendo exactos, solo nos queda el honrar la memoria de tantos inocentes que pudieron haberse salvado, como muchos otros que tienen la fortuna de estar vivos por no llegar “a tiempo” a su lugar de trabajo ese día. Dicen simple y sencillamente que la vida sigue, pero esta pesadilla continuará siempre en más de tres mil familias desde esa fecha que difícilmente la humanidad podrá olvidar, el once de septiembre de 2001.
Que sigan descansando en paz todas sus víctimas.
X: @DhenaMansur