El poder es adictivo: quien llega a tenerlo, busca la forma de conservarlo y acrecentarlo. Ya bien lo decía Max Weber, tener poder trae consigo una serie de prerrogativas o ventajas, sobre todo en lo económico, pese a que hay quien se conforma solo con ejercerlo. En fin, en México todo Presidente o Gobernador, busca gobernar más allá de su sexenio. Así, en esta coyuntura, Francisco García Cabeza de Vaca se ha convertido en protagonista relevante, con solo un propósito: ser candidato presidencial.
A nivel nacional, en el presente sexenio, somos testigos como AMLO busca a toda costa heredar el poder; le llama que habrá “continuidad con cambio generacional” y es como, en esta coyuntura, destapo a cuatro corcholatas que le garantizan su deseo… aunque, para muchos, es solo un disfraz, una pantalla, puesto que sus decisiones y acciones, en todo momento, van encaminadas a apuntalar a su corcholata preferida: Claudia Sheiumbaum, la exjefa de gobierno de la CDMX.
ESCONDIDO Y PROFUGO.
Francisco García Cabeza de Vaca llego al poder de Tamaulipas con una votación extraordinaria; antes había sido Presidente Municipal de Reynosa, Diputado federal, local, y Senador. Siendo Gobernador una y otra vez manifestó su deseo de ser candidato presidencial; sin embargo, al mismo tiempo, recibió una embestida del gobierno federal que, hasta donde se sabe, aún no concluye: la mejor evidencia, que acaban de volver a bloquear sus cuentas bancarias. Y que, además, al no aparecer significa que está consciente de que el peso de la ley aun pende sobre su cabeza.
El deseo de ser candidato presidencial lo hace evidente en videos y en los espectaculares esparcidos a lo largo y ancho del territorio nacional. Por eso, el último escándalo, es que para registrarse como precandidato requiere, entre los documentos, una carta de residencia: misma que le fue negada al senador Ismael, su hermano, cuando la solicitó en Reynosa. ¿Por qué, se preguntan muchos, no da la cara? ¿Dónde está? Se presume que en los Estados Unidos… Y, para los que saben de estos asuntos, estiman que lo que busca es registrarse, hacer ruido y que lo tomen en cuenta, aparecer al final en una lista plurinominal y así recibir protección legislativa.
ALITO Y EL PRI
Alejandro Moreno Cárdenas, mejor conocido como Alito, es otro enamorado del poder o, mejor dicho, del presupuesto público. Al llegar al liderazgo priista, maniobró con paciencia, para tener en sus manos el control de los órganos del control; repartió promesas y se fue quedando con el partido, de tal suerte que ahora hace y deshace, hagan de cuenta es el dueño, como Dante Delgado del MC. Se aferra al poder sabiendo que, tarde o temprano, el beneficio va a llegar… en este caso, se asume, buscará ser legislador: lo importante es seguir viviendo del presupuesto.
Al adueñarse del poder partidista Alejandro ha negociado hasta con Morena y el Presidente. Los priistas fueron testigos como fueron perdiendo elecciones, gubernaturas, por las negociaciones e imposiciones a rajatabla de candidatos a modo. Difícil que los priistas lo hagan a un lado… así que, al aferrarse al poder, pensando en sus intereses, lo más probable es que Alito tenga que cerrar el féretro del otrora poderoso partido político. Poco a poco, de manera gradual, el PRI se está quedando sin priistas: unos, los que aprovecharon, están de embajadores, los otros tratando de salvarse con salvavidas temporales.
CONTINUIDAD POLITICA: ¿MAXIMATO?
En este momento, para AMLO, su continuidad con cambio generacional está garantizado por Claudia Sheinbaum; por eso la apuntala y busca destruir a la oposición. En su juego, para encumbrarla, pensó que bastaba su popularidad, su aprobación popular. Quiere emular a Plutarco Elías Calles: que fue el poder tras la silla presidencial, por eso a un Presidente le decían el Nopalito, por lo baboso. Y ya dijo AMLO que no cometerá el error de Lázaro Cárdenas, de sacrificar la continuidad de su proyecto… así, prácticamente, le cierra la puerta a Marcelo Ebrard, pese a que se la debe, pues en su momento se hizo a un lado para que fuera el jefe de CDMX.
¿Qué puede hacer cambiar la decisión presidencial? Cuando Lázaro Cárdenas, fue el contexto internacional; en el caso actual, puede ser el contexto nacional: Que Claudia, fuera de los reflectores, no consolide su candidatura; que la oposición presente un (o una) oponente de tal suerte que Claudia, dado el caso, pudiera ser rebasada y hasta destruida. Sin embargo, hasta la fecha, hemos visto que AMLO difícilmente cambia de opinión, a rajatabla busca que sus decisiones se conviertan en realidad… La cuestión es que, en este momento, las corcholatas prácticamente ya no están solas: la oposición inicia a dar la cara.