Claudia Vázquez.-
En la sabiduría mexicana, reza un dicho popular después de ahogado el niño a tapar el pozo y una vez más se comprueba que hasta que sucede algo grave, entonces se busca el remedio que pudo evitarlo.
Como lo ocurrido en el Colegio Antonio Repiso, donde hoy aseguran que la antigüedad y falta de mantenimiento al plantel educativo es la probable causa para que en el edificio colapsara un domo y 3 personas quedaran atrapadas.
Afortunadamente en dicha institución había concluido el ciclo escolar, de lo contrario, en este momento se estaría hablando de una tragedia.
Pero tras el suceso se anunció, lo que ya se esperaba: Una revisión exhaustiva a diferentes planteles educativos.
Dicen que el mayor de los errores es no hacer nada, y tal parece que eso han hecho las autoridades, al menos en el Instituto Tamaulipeco de Infraestructura Física Educativa, donde fue más fácil echarle la culpa al pasado y declarar que debido a los viejos vicios no permitían las supervisiones.
Aunque el director Arturo Covarrubias, tampoco supo responder cuando se le cuestionó sobre el tipo de supervisión que realizan y solo dejo evidencias del desconocimiento en la infraestructura educativa.
Pero no solo el Instituto Estatal, no ha cumplido con la encomienda, tampoco las autoridades de protección civil porque tal parece; que aplica ciertas consideraciones en los colegios particulares, al menos fue lo que declaró el alcalde, Eduardo Gattás: las escuelas a veces se nos ponen muy quisquillosas, pero ahora a todas se les van hacer revisiones.
La pregunta es: ¿Acaso la ley no se aplica en las escuelas de paga?
La respuesta la dieron los maestros que ante el derrumbe aseguraron que protección civil no revisa escuelas privadas, pero tampoco públicas y mucho menos existen supervisiones por parte del Instituto Tamaulipeco de Infraestructura Física.
¿Por qué esperar a que se registren estos sucesos para coordinar y llevar a cabo reuniones y supervisiones que garanticen que no existan riesgos para los alumnos?
Porque hasta hace unos meses ninguna autoridad se preocupaba por el llamado de los padres de familia y docentes.
Ejemplos: La escuela primaria ubicada en la colonia Azteca en Ciudad Victoria, donde hace varios meses se derrumbó una barda, que, por cierto; sigue en las mismas condiciones.
Hasta hace algunas semanas las autoridades municipales tampoco mostraron interés en atender un llamado de emergencia por un enjambre de abejas en el ejido Guadalupe Victoria.
La respuesta de protección civil fue que en la capital del Estado no contaban con equipo y mucho menos unidades para acudir al lugar.
No cabe duda que lo ocurrido en la capital de Tamaulipas puso sobre la mesa algunas interrogantes, como:
¿Por qué se ha permito que planteles se encuentren en zonas de riesgo? como es el caso de las escuelas ubicadas al margen del rio.
¿Quién supervisa la apertura de escuelas particulares?, ¿cumplen con la infraestructura adecuada?, ¿están avaladas por la secretaria de educación? ¿Quién revisa los planes de estudio?
Esperemos que las autoridades realmente se apliquen en el tema y no esperen a que ocurra otro suceso, porque solo así van actuar para tapar el hoyo y enmendar el entuerto.
LA ÚLTIMA:
No cabe duda que esta es la semana de las corcholatas, al menos en Tamaulipas, porque mañana toca el turno de Ricardo Monreal, quien acudirá a la zona norte del Estado, caso concreto, los municipios de Reynosa y Matamoros.
El senador con licencia tiene programada una serie de actividades, claro que no se comparan al resto de las corcholatas, porque dice que sus asambleas, son modestas, sin acarreados, porque no hay dinero.
De tal manera; que su agenda solo marca reunión con medios de comunicación y la asamblea informativa de defensa de la 4T.