Pues ya no habrá Acueducto durante la administración del presidente López Obrador.
Tampoco habrá dinero para reparar carreteras ni mucho menos para construir. Es más, ni para darles mantenimiento.
Tampoco habrá para contratar especialistas en el Hospital de Alta Especialidad de Ciudad Victoria. Mucho menos para darle una ‘manita de gato’ o comprar equipo en ese lugar.
No hay lana para proyectos y obra pública federal.
Veremos si terminan el recinto aduanal en Nuevo Laredo, una obra que ya lleva avance en su construcción.
No piense que el estado tendrá recursos para invertir en otras prioridades como el acueducto del río Pánuco.
Tamaulipas recibirá, en términos reales, una disminución presupuestal de 1.6 por ciento con relación al actual ejercicio fiscal.
Y seguiremos viendo cómo viene el Proyecto del Presupuesto de Egresos de la Federación 2024, porque, al parecer, vienen más recortes en diversos rubros.
En pocas palabras, el gobierno del presidente Andrés Manuel López Obrador castigará a esta entidad que quiere tanto en materia presupuestaria.
Se supone que el mandatario nacional habría dejado entrever que, si no apoyaba mucho al estado, era por su adversidad con el anterior gobernador, con quien no se cansó de pelear.
Hace casi un año vino a Tamaulipas. En aquella reunión del Polyfórum de varias horas con la presencia de casi todo su gabinete prometió que ahora sí, al estado le iría bien.
Imagínense se le fuera mala.
Sumado a ello, a pesar de tener un diputado federal, cuyo documento está en sus manos y tiene todo el poder para cambiar cosas, lo único que hace es defender para que no se le quite ni una coma.
Es decir, ese legislador, no obedece a los intereses de los tamaulipecos, sino a los de su jefe Mario Delgado. Él ya le ordenó no cambiar absolutamente nada.
En pocas palabras: Tamaulipas sobrevivirá el año que viene.
Ah, eso sí, habrá una deuda de casi dos billones de pesos para el país. Y mucho dinero para el asistencialismo. Pobre país.
EN CINCO PALABRAS.- Aún le quedan 365 días.
PUNTO FINAL.- “Nos mandó a su rancho”: Cirilo Stofenmacher.
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