junio 29, 2024
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Melitón Guevara Castillo

Alberto: Tamaulipas y Nuevo León

junio 20, 2024 | 76 vistas

Melitón Guevara Castillo

 

“Alberto” vino a resolver muchos problemas cuyo eje central era el agua. Por el agua, recuérdese, Nuevo León y Tamaulipas han tenido enfrentamiento; incluso, el pleito en ocasiones es también con Texas. Ahora con la información disponible, ya se cuenta con las presas llenas y, allá en Nuevo León, hasta prevén que de continuar las lluvias pueden hasta abrir las compuertas de las presas.

Por varios años no llovía, digamos a cántaros, y los efectos de la falta de agua ya se presentaban en buena parte de la República. Ayer, por ejemplo, en un reportaje televisivo hasta consignaron que el cilantro había subido de precio, hasta el 400 por ciento; y todo por la falta de agua. La agricultura, la ganadería y la población estábamos padeciendo la falta de agua: el tandeo, distribuirla con pipas, reciclar agua, eran ya temas del día.

 

NO AHORCA

Quienes creemos en un Ser Superior, en un Creador o Dios, en más de una ocasión avalados por la fe sentencian: Dios aprieta, pero no ahorca. La expresión vale para señalar que la situación era insostenible en algunas regiones. En un programa de noticias, el corresponsal ubicado en San José, allá en Gómez Farías, mostró su emoción compartida por los campesinos y habitantes del lugar: tanto tiempo sin llover, que ahora la lluvia fue para ellos como una bendición.

Y es que, recordemos, en la Capital tamaulipeca una y otra vez los peregrinos hicieron peticiones, oraciones y danzas. El alcalde local también, siempre que pudo, se encomendó a Dios pidiendo que lloviera. Y es que de nada vale, sí, de nada vale tener una segunda línea del acueducto si no hay agua en la presa. “Alberto” fue, o es, un fenómeno de la naturaleza y cumplió con creces las expectativas; aunque en Victoria, todavía en la noche del miércoles, había quienes se quejaban: que se hizo mucho ruido y poca, muy poca agua, era la que caía.

 

CUATRO MUERTOS

Ante un evento de la naturaleza, como un ciclón o tormenta, siempre hay prevenciones y en ocasiones se lamenta un saldo en pérdida de vidas. La responsabilidad en general es de las autoridades y en lo específico, de las personas. Fuimos testigos de como Samuel García en Nuevo León y Américo Villarreal en Tamaulipas dieron las instrucciones pertinentes ante el evento: alertar a la población, instalar albergues y que las autoridades de protección civil como sanitarias estuvieran al pendiente.

Américo puede presumir saldo blanco no así Samuel García. El saldo allá es de cuatro fallecimientos: uno, un joven que persigue una pelota y el agua lo arrastra; dos más, consecuencia de un deterioro de energía eléctrica; y uno más, un adulto, que pretendió echar a trabajar una bomba de agua y se electrocutó. Aquí, sin la menor duda, la responsabilidad es familiar y personal. En Madero, una persona se introdujo al mar, lo desafió, lo bueno es que no hubo nada que lamentar, pero son imprudencias.

 

EXPECTATIVAS ALTAS

El miércoles por la noche, cuando ya había lluvia, varios de mis contactos se burlaban en el Facebook de que se hizo mucho alboroto, de que llegaría mucha agua, y que nada, no llovía como se veía. En cambio, ya sabíamos que en Monterrey tres personas habían perdido la vida, que el río Santa Catarina ya se estaba desbordando. Sin embargo, el jueves nos amanecimos con que el San Marcos ya estaba a reventar; que igual sucedía con los distintos ríos que se ubican en los ejidos al norte de la Capital.

En Tamaulipas queríamos que lloviera, igual deseaban otras entidades. Hoy, con el paso de Alberto, poco a poco nos vamos enterando de lo que hizo a su paso, no solo dejó agua; también daños, en Monterrey calles contiguas al río están semidestruidas; y en otras entidades los daños son incalculables. En este sentido, creo que a Tamaulipas le fue bien: los daños materiales no son tan cuantiosos y las lluvias ya hicieron su parte: darles vida a las presas. Ha llovido tanto que en Monterrey ya abrieron las compuertas de unas presas.

 

LA CIENCIA

La ciencia ha tenido un extraordinario avance; lamentablemente, el hombre no ha aprendido de ella: la ciencia nos permite conocer las leyes de la naturaleza y, de esa manera, buscar tener un beneficio. No aprendemos y no cuidamos la naturaleza: por ejemplo, la ciencia y la tecnología nos indican que ahí viene otro fenómeno meteorológico, que va a llegar, se prevé, para el domingo… así que hay que aguantar, va a seguir lloviendo.

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