Eleazar Ávila
El problema de las campañas, es que las heridas que se producen para llegar al poder, a veces no tienen un límite, y nadie parece advertirlo. Como decía el filósofo de todos los tiempos, “hágase lo que se deba, aunque se deba lo que se haga”.
Y aquí dos opciones. El ganador se dedica a controlar su nuevo, pero inexorable poder, y el perdedor, como en la canción de ABBA, agacha la cabeza y se retira refunfuñando su derrota.
Pecadores, mienten, tuercen la verdad, crecen las puñaladas y el olor a pólvora huele más fuerte en todas las latitudes. Este es el escenario que usted, un servidor, todos los electores, casi 98 millones de ciudadanos, muchas veces no detectamos porque estamos distraídos en la sobrevivencia del día a día.
En ese contexto es en el que nos vamos a mover hasta que sea día 2 de junio, vayamos a las urnas y si las agresiones no fueron muy profundas, todo será olvidado, pero si marcaron pasiones en grado supremo, seguro que habrá consecuencias.
Estamos, pues en los llamados tiempos de odio y en el mismo sentido, cada pueblo, todo, tiene sus facturas, algunas por dinero, otras por traición, pero la mayoría porque la verdad no importa, y sí la pos verdad, como dice la RAE.
La “distorsión deliberada de una realidad, que manipula creencias y emociones con el fin de influir en la opinión pública y en actitudes sociales”.
Y hoy donde más se nota es el Victoria, la capital de Tamaulipas, con ejemplos claros. El caso de Óscar De Jesús Almaraz Smer, es uno de los favoritos para el escrutinio.
Para el colectivo o es un hombre rico, gracias a los puestos de control del dinero que tuvo como funcionario público, donde destacan el haber sido alcalde de la capital, pero uno más alto: Secretario de Finanzas durante la administración de Eugenio Hernández Flores.
O bien porque es un empresario exitoso, quien pasó de tener un modesto restaurante de hamburguesas, a uno de los de mayor gourmet de Victoria. El punto es sus adversarios se preguntan.
Lo que tiene, es producto de lo primero, o de lo segundo. No conozco su casa, y quienes no lo quieren dicen que es una mini mansión. Si acaso lo que vemos, es lo que el mismo ha posteado en redes sociales.
Lo último en Navidad, donde lo que se ve, dijo Juan Gabriel, no se juzga y se observa que le va muy bien. Una foto donde están con su familia, teniendo de telón de fondo una alberca, que seguro no existe en la colonia Azteca, en la Américo Villarreal y menos en la Bethel.
El señor de la foto, dice que quiere ser alcalde por segunda ocasión, solo que esta vez, ya no será por el PRI que le dio los que tiene, sino por el PAN-PRI-PRD, donde en la paradoja, van de manita sudada.
A poco no es divertido… Una alianza de tres partidos, que si bien han tenido acuerdos desde el principio de su fundación, nunca antes los habíamos visto tan arrejuntados.
Cómo les va a ir nacionalmente, para mí esto es un mito que caerá el 2 de junio. Sin embargo, de que fueron amigos de siempre, de esos existen demasiadas evidencias.
Comencemos por recordarles (Francisco Garza de Coss, gracias por recordarme el dato), que el primero partido verde, blanco y rojo por estatuto, fue el PAN y no el PRI.
O que el mismísimo Manuel Gómez Morín, fue un exitoso funcionario entre el obregonismo y callismo. Y así a saltos entreverados en cada sexenio. Que, en 1976, el PAN ni las manos metió y dejó pasar a José López Portillo y ganó con el 93 por ciento de los votos, porque no tuvo enemigo al frente
Si hacemos una lista de los desencuentros parlamentarios, es posible, que tengamos de todo, desde mentadas de menta hasta abrazos, por ejemplo, en sospechosismo para que se sentara Carlos Salinas en 1988.
Unidos: Que decir del 2000, con la traición de Zedillo, el dejar pasar a Fox; luego en 2006 a Felipe Calderón, para impedir la llegada de AMLO, o que, en 2012, igualito, el PAN dejara pasar a Enrique Peña Nieto, el intocable de Andrés Manuel López Obrador.
Digamos, pues, que quien esté libre de pecado electoral, que arroje la primera diatriba. En esas estamos y claro que los de abajo, poco se enteran porque su función es más sencilla, votar.
Nostra Política.- “Cualquiera puede enfadarse, eso es algo muy sencillo. Pero enfadarse con la persona adecuada, en el grado exacto, en el momento oportuno, con el propósito justo y del modo correcto, eso, ciertamente, no resulta tan sencillo”: Aristóteles.
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