Melitón Guevara Castillo
En cuestión de política resulta que las decisiones y las acciones de un gobernante nace de su visión del mundo, pero también de la política. Y en este contexto, con el triunfo de Trump en los Estados Unidos, se especula sobre cómo será la relación con México. Estoy convencido de que AMLO como Trump son iguales o, cuando menos, tienen la misma forma de actuar en política. Luego entonces, en este sentido la presidenta Claudia no debiera tener ningún problema, digamos, para delinear su actitud y respuestas a las acciones de Trump.
¿Por qué son iguales? En principio porque, a la vista, no mantienen una posición ideológica, pero sí pragmática, de esa que en corto plazo reditúan determinados beneficios. Hay una similitud que no debe soslayarse: AMLO y Claudia, una y otra vez, se han escudado para destruir las instituciones del régimen neoliberal, alegando que es el mando que les concedió el pueblo. Igual, allá en Estados Unidos, ya lo hicieron notar: Trump va a cumplir sus promesas de campaña, dicen, porque es lo que espera el votante que le favoreció: le dio el poder, el mandato, para cumplirlas, dicen.
COMPORTAMIENTO POLÍTICO
A las personas, en buena medida, las conocemos por lo que hacen. Ese es el caso de Andrés Manuel López Obrador, no el que tiene que ver con las acciones de gobernar, pero sí con las que tienen que ver con el poder: en ese sentido hay muchos ejemplos: creo que el más notorio fue que, para él, la oposición no existió, puesto que nunca tuvo una conversación, intercambio de ideas, con los líderes opositores… No los vio, ni los escuchó. El caso más emblemático fue el de la Cámara de Diputados: nunca asistió y ordenó a sus colaboradores que tampoco lo hicieran: para no escuchar al grito de la oposición.
Solo le interesó lo que le convenía: por eso, desde un principio, dejó notar que en su gobierno no habría ningún tipo de negociación con la oposición, pura imposición. Lo observamos con los órganos autónomos: ordenó a los senadores que no hicieran nombramientos, no acataron resoluciones judiciales. Y cuando se eligió a la presidenta del INE, les dio la misma instrucción: que se agotaran todas las instancias para llegar hasta la tómbola, porque bien que sabía, que ahí no había problema, puesto que la mayoría de las propuestas eran de Morena… y así sucedió, la que ganó es Morena hasta en las entrañas.
AMENAZAR
Negociar es un arte y no todos podemos hacerlo. La mejor solución es que, el acuerdo, resuelva el problema con el menor daño posible a los involucrados. Que es muy distinto cuando se ejerce con base en una relación de fuerza. En este caso, la historia muestra que Donald Trump en la primera fase lanza una amenaza y si con eso dobla, al contrario, pues ya ganó. En la inteligencia de que no suceda así, pues incrementa la amenaza al grado de convertirla en realidad si no le hacen caso. Ahora con el nuevo ejercicio presidencial, hizo una serie de promesas electorales… y, de acuerdo con uno de sus colaboradores: Trump va a cumplir sus promesas de campaña porque es la decisión de los votantes.
¿Qué prometió? Prometió cerrar las fronteras, especificando que solo van a entrar de manera legal; va a impedir, a como dé lugar, que lleguen más migrantes. Y los que ya están, cuentan que hay entre cuatro y cinco millones de mexicanos ilegales, va a iniciar una deportación masiva: en su primer periodo de gobierno el escandalo fue la separación de padres e hijos. ¿Lo volverán a hacer? Ofreció expulsar a un millón por año… hagan de cuenta, si lo hace, para el fin de su sexenio Estados Unidos podrá estar sin un mexicano ilegal.
CLAUDIA Y MARCELO
Claudia conoce perfectamente a AMLO, y tarde o temprano tendrá que reconocer en su fuero interno, que es parecido a Trump, no tienen ideología, tienen objetivos y propósitos que lograr. Y en el caso de Marcelo, conoce a AMLO, pero ya vivió en carne propia las presiones, las amenazas y posturas de Trump. Ni Marcelo ni Claudia pueden negar que conocen la realidad: ninguno está acostumbrado a negociar, a imponer y destruir sí. Y claro, como mexicanos, queremos que Claudia y Marcelo hagan su mejor trabajo.
México no puede evitar: que Trump continúe construyendo el muro, que dejó inconcluso en su primer gobierno; no pueden evitar, tampoco, que ordene la deportación masiva de los ilegales, cuyas consecuencias demográficas, económicas y laborales tendrán un fuerte impacto en México. Y para que no haya aranceles, como ha ofrecido pide cosas específicas: que México impida la llegada de migrantes a la frontera y que el combate a los carteles de la droga sea más efectivo: Trump se escuda en que, ambos problemas, son de básicos para la seguridad nacional de su país.
En el hipotético caso de que Trump ordene aranceles, Marcelo Ebrard anuncia que México puede hacer lo mismo: ¿entraríamos en una guerra económica con Estados Unidos? Nuestra economía está ligada a la gringa: les compramos y les vendemos. En fin, por lo pronto, con los nombramientos que está haciendo, está dando señales claras de que va a cumplir con sus promesas de campaña.