septiembre 7, 2024
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Melitón Guevara Castillo

Andar de vacaciones

julio 22, 2024 | 77 vistas

Melitón Guevara Castillo

 

Hace muchos años aprendí que el trabajo como el descanso son complementarios; el cuerpo y la mente requieren de un proceso de estabilización, de recuperar fuerzas y de reiniciar nuestra mente. Hace poco, durante el proceso electoral, conversé con una joven candidata: le pregunté si no se cansaba de caminar, pues veía en las redes sociales que andaba de un lugar para otro. No, su respuesta fue categórica, pero sí me siento cansada de la cabeza, de la mente. En el trabajo físico, como el mental, tarde o temprano requieren de un descanso.

Por eso son buenas las vacaciones. Nos sirven para recargar, como bien se dice, energía, sea física, mental y emocional. Andar de vacaciones es un proceso que tiene periodos bien definidos; por lo regular, van acordes a las vacaciones escolares y las de gobierno. Entiéndase, en algunas oficinas o en otros ámbitos laborales, pueden darse vacaciones escalonadas, no necesariamente en el periodo de vacaciones escolares.

 

VIAJAR Y EL ALCOHOL

Un primer consejo, de siempre, a los que salen a la carretera, es que no manejen ingiriendo bebidas alcohólicas. Claro, tampoco manejar cansado ni a exceso de velocidad. El año pasado un grupo de jóvenes regiomontanas viajaban a Tampico, a la playa. Y no llegaron, por las prisas de llegar al destino; la constante fue la velocidad, pero además la emoción de ir a la playa la acompañaban con unas cervezas. Y en la carretera a Zaragoza, intentaron rebasar a un vehículo y se estrellaron con una camioneta. Fallecieron las cuatro regias y el matrimonio, ya adulto mayor, que viajaban en la camioneta chocada.

También el año pasado un grupo de mujeres, para disfrutar el fin de semana, se fueron al rio, allá por El Roble. Disfrutaron la tarde, se bañaron, se tomaron sus cheves y al regresar ahí por el kilómetro diez de la Interejidal, tuvieron un fuerte accidente, se volcaron y hubo pérdidas humanas que lamentar. Por eso, usted, si usted que va a viajar, o que ya está viajando, no corra, no maneje cansado y menos tome bebidas alcohólicas… y es que, aunado a estos riesgos, hay uno más: los baches de las carreteras, al menos en el trayecto de Victoria-Matamoros, hay más de uno y a veces, de plano, no se ven, hasta que sientes el golpe en el coche.

 

DISFRUTAR LA VIDA

La naturaleza de las vacaciones es disfrutar momentos de felicidad, de emoción social; en principio viajando, por los motivos que sea. Por ejemplo, una amiga hace días posteó una imagen de Aguascalientes; y hasta donde se sabe, el propósito es que uno de sus hijos tenga oportunidad de visitar a su novia. Y en lo general, buena parte de las familias, viajan para estar con sus familiares; la distancia, quiérase o no, es un factor para que haya un contacto menos frecuente con la familia. Y cuestión es que, a veces, no llegan, precisamente porque se convierten en parte de una estadística.

Es maravilloso cuando se tiene la oportunidad de viajar, digamos para disfrutar una buena playa o simplemente una ciudad por sus atractivos naturales, su gastronomía o su historia. Playas como Tulum o Acapulco; ciudades como Querétaro, San Miguel, Guanajuato, Mérida, entre otras. Por otra parte, estoy convencido, las vacaciones se tienen que planear.

 

SECUESTRO EN VACACIONES

En lo personal no olvido que en unas vacaciones se tomó una decisión que cambió mi vida. Es más, ni me dijeron: de Campoamor, me vine a la ciudad, de vacaciones con mis abuelitos. Me dijeron: te vamos a inscribir en la Escuela, te vas ir con tu tío Serapio. No regresé a Campoamor, asistí a la escuela y mi primera maestra fue Graciela Guerra. Mis papás no tuvieron opción, fue decisión de mis abuelitos maternos. Luego siguieron otros, hasta el Doctorado en Periodismo y Comunicación.

Un día me preguntaron: ¿Por qué no estudiaste en El Barretal? Y mi respuesta fue: porque mis abuelitos me secuestraron, hicieron que mis vacaciones en la ciudad se convirtieron en la oportunidad de mi vida. Desde entonces, las vacaciones las disfruto, me permiten momentos de felicidad extraordinaria, pero además pueden darse situaciones que cambien el curso de mi vida. Estoy convencido de que no he sido el único.

 

VACACIONES PERMANENTES

Al igual que todos, también a veces me voy de vacaciones. Solo que, al ser jubilado, tener la libertad de agenda, hay más oportunidades de viajar, como si fueran vacaciones. Voy a toda fiesta familiar que me invitan; así, a veces, estoy en Santiago o en Monterrey; las más de las veces en Matamoros y muy pocas veces en Tampico. Claro, no se disfrutan igual: hay trabajo que hacer, pero no hay la perspectiva de tener que ir a la oficina. Cuando hice una estancia larga en Santiago de Compostela, un día me preguntaron: ¿extrañas tu universidad, tu trabajo? Les dije que no, era el Coordinador de Comunicación, les dije: cada vez que entra un alumno o un maestro a mi oficina, es para una queja o para plantear un problema.

Si viaja y sale a carretera: no maneje cansado, no tome bebidas embriagantes y cumpla con las reglas del tráfico vial: es para llegar a casa, la familia espera.

 

 

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