Melitón Guevara Castillo
En todo conflicto, quiérase o no, siempre hay una solución. Para
encontrarla es menester, en algunos casos, que los involucrados hagan una
negociación, una estira y afloja, de tal suerte que entre ambos encuentren
un punto de equilibrio. Hay, sin embargo, otra visión de un problema: la
imposición del más fuerte o del que tiene, digamos, mejores cartas para
presionar, extorsionar dirían otros, de tal suerte que el adversario se rinda y
entregue todo lo que le piden.
El conflicto magisterial que tiene, como protagonistas principales, al
gobernador Américo Villarreal Anaya y al líder magisterial Arnulfo Rodríguez
Treviño, acumula días de plantón ante la Secretaria de Educación, días sin
clases, y todo hace indicar que va a seguir. El líder sindical, de plano, hizo
notar que en Gobierno no quieren dialogar. Y es que, también, por parte de
Arnulfo hay una postura irrestricta: que se vaya Lucia Aimé… quiere que los
principales cargos sean para su gente, que sean afirma, profesores.
LOS CONFLICTOS
Es obvio que en un conflicto mínimo hay dos partes, bueno una más,
que es un tercero afectado. Aquí las partes medulares son el gobernador y
el líder magisterial. Y el tercero afectado, son los estudiantes a lo largo y
ancho del estado. Son dos posturas encontradas por las demandas
planteadas y la actitud del patrón, en este caso, el Gobierno del Estado. El
todo o nada no existe en una negociación, pero si en una imposición de
fuerza. Y aquí, quiérase o no, la fuerza la tiene el magisterio.
El dialogo y la negociación no existe cuando, una de las partes,
mantiene una actitud de no negociar, como es el caso del gobierno; pero es
una actitud igual, la del magisterio, puesto que quieren todo, no quieren
ceder en nada. Entre los rumores, por ejemplo, se habla de un pliego
petitorio de 22 puntos; que fueron resueltos 21, pero el 1 no, que es el que
interesa si no al magisterio, si el líder, para tener futuras prebendas y
beneficios de tipo económico y político. ¿Quién va a ganar? El que tenga
mejores armas, para amenazar y cumplirlas, al estilo de Donald Trump.
Amenazar, amenazar y amenazar.
TIBIO Y ENTRON
En términos generales el gobernador Américo Villarreal Anaya ha sido
calificado como tibio, o débil, para tomar determinadas decisiones y
acciones. En cambio, el líder Arnulfo Rodríguez, está calificado como de
entrón, sin miedo, al saber que no tiene nada que perder. Si esta percepción
fuera cierta, tarde o temprano Américo va a ceder al chantaje sindical: la
cuestión es cuándo y cómo. Y es que Arnulfo día con día va escalando la
intensidad del problema: empezó en Victoria, ya involucró a maestros de
otros municipios; primero fueron primarias y secundarias, ahora ya se
integran otros niveles.
Las amenazas de Arnulfo van escalando: al ver que la movilización, el
plantón, no funcionaba, que el gobierno explica y da otras versiones de los
hechos, amagó con llevar el plantón frente a Palacio de Gobierno y estar ahí
hasta la noche del grito; ahora, se queja de que no hay dialogo, y no lo hay
por una razón: no quiere negociar la permanencia de Lucia Aimé en la
Secretaría… Pueden darle todo, pero si no se va, el movimiento continua.
En términos generales la opinión pública, o los que hacen opinión, están en
su contra, pero el resiste con carnes asada, ‘fara fara’ y mariachis y pasito
para allá, pasito para acá, con baile y más baile.
CONFLICTO DE INTERES
Cuando las dos partes en un conflicto se cierran, no atienden los
principios de una negociación, difícil que haya una solución. El conflicto va a
terminar cuando, dados los acontecimientos (que pueden ser lamentables)
escalen a otros niveles. El Estado, la autoridad, empecinada en que debe
haber clases; el sindicato que no se conforman con los asuntos
estrictamente educativas, que ambiciona puestos político-administrativos
para beneficiarse con prerrogativas y ventajas personales. El trabajador no
puede, o es difícil, que dirija la empresa, esa es la situación.
Y, por otra parte, la ventaja del sindicato, es que la estructura les
favorece: por un lado, Lucia Aimé, este lunes 11, pidió a directores,
supervisores y jefes de sector que comuniquen, informen, de cómo se están
prestando el servicio educativo… pero hay un detalle: los jefes de sector, los
supervisores y directores de escuela, son sindicalistas. También están en el
plantón, les llevan comida, bailan al son del ‘fara fara’ o del mariachi.
CARNE DE CAÑON
Arnulfo quiere posiciones político-admirativas y no hay la menor duda
que buena parte de los maestros quieren que en Educación les hagan caso;
que los trámites burocráticos no duerman el sueño de los justos; que no
haya condicionantes para eficientar, agilizar, las peticiones y trámites
normales de los maestros. Están cansados del burocratismo, pero, además,
de condiciones injustas en cuestión de prestaciones laborales, de
condiciones de trabajo… el cuento es largo, pero de lo que no hay la menor
duda, es que los maestros son carne de cañón en los procesos electorales,
están organizados para votar y hacer ruido.