Rogelio Rodríguez Mendoza.-
Mientras que a nivel nacional toda la atención estaba centrada en los acuerdos que se tomarían este domingo en el consejo nacional, con respecto al método de elección del candidato o candidata presidencial, en Tamaulipas, la presidenta estatal de Morena, Yuriria Iturbe, andaba desbordando optimismo, pronosticando un carro completo en la elección del 2024.
Desde la semana pasada, a través de una declaración de prensa, la dirigente de los morenistas tamaulipecos se expresaba sobradamente confiada de que su partido arrasara con todos los cargos en disputa, con lo cual solo demuestra desconocimiento o ignorancia de la realidad política de Tamaulipas, pero también arrogancia.
Se trata de una arrogancia doblemente riesgosa para los intereses de su partido, porque cuando habla de ganar todas las posiciones que estarán en juego el año próximo, no lo hace como una simple frase mediática o una ocurrencia, sino que, ¡realmente lo cree!
Lo que sucede es que doña Yuriria confunde el escenario político nacional con el local. Como diría el ranchero, confunde las de harina con las de maíz.
Erróneamente está suponiendo que la elección del 2024 será igualita, o muy parecida, a las del 2018 y 2021, cuando la popularidad de Andrés Manuel López Obrador, permitió que Morena arrasara en Tamaulipas, y en muchos estados del país, con prácticamente todos los cargos de elección popular en disputa.
Ella da por hecho que esa fuerza huracanada que le inyecta López Obrador a Morena, se repetirá en el 2024, y para nada será así.
Es cierto, nadie duda de que cualquiera de las «corcholatas» que sea el candidato de Morena ganará la elección presidencial, sobre todo porque la oposición ha sido incapaz de construir un candidato capaz de capitalizar el enojo de un amplio sector de la sociedad que considera al gobierno de la llamada 4T como el peor que hemos tenido los mexicanos.
Pero de ahí a que se repita la historia del 2018 hay mucho trecho. Las condiciones serán distintas, sobre todo porque AMLO no estará en la boleta electoral.
Además, cuando sea la elección, a López Obrador le restarán menos de cuatro meses para que concluya su mandato, y a causa de ello, su poder estará minado. Toda la cargada estará con quien sea el candidato morenista. Ya tendrá vigencia aquello de, «Muerto el rey, viva el rey»
¿De dónde nace, entonces, la idea del carro completo de Iturbe? Solo ella lo sabe.
Lo único cierto es que, en Tamaulipas la elección del 2024 será una de las más competidas localmente, igual o más que en lo nacional. Recordemos que será una elección concurrente. En lo federal, los tamaulipecos iremos a las urnas para elegir al sustituto de López Obrador y renovar el Senado y la Cámara de Diputados, mientras que, en lo estatal, elegiremos a 43 nuevos ayuntamientos y 36 legisladores.
Si usted me pregunta, le diré que, si Morena no deja de lado ese optimismo o arrogancia desbordante que muestra la dirigente estatal, y muchos otros actores políticos de ese partido, el PRI y PAN van a dar la sorpresa. ¡Apuéstele!
EL RESTO.
EL SOBRINO.- A propósito, el diputado, José Braña Mojica, ya se quitó la máscara y metió el acelerador a fondo en pos de la candidatura morenista a la alcaldía de Victoria.
Por supuesto que sigue con la idea de que su calidad de sobrino del presidente Andrés Manuel López Obrador, será suficiente para permitirle figurar en la boleta electoral sin importar lo que digan las encuestas.
Si realmente tiene esa cercanía con López Obrador es muy probable que será el candidato, pero si no es así quedará expuesto al ridículo, porque en realidad hay otras figuras con más capital político que el suyo.
ASI ANDAN LAS COSAS.