Azahel Jaramillo H.-
El presidente López Obrador estará este primero de junio. Viene el puerto de Tampico a presidir los festejos del Día de la Marina. El gobernador Américo Villarreal Anaya estará a recibirlo.
Como buen médico que es, según opinan sus pacientes de cardiología, Américo es ordenado y metódico. Así, en este jueves, en el momento oportuno, el gobernador le va a plantear tres peticiones al presidente: mejor precio por tonelada de sorgo a los productores tamaulipecos, la construcción de la Línea 2 del acueducto para Victoria y la modernización de los puertos de altura en Matamoros y Altamira.
Hay más asuntos que necesita Tamaulipas, pero como dicen en el rancho, lo primero es lo primero. Por lo que toca a los victorenses, es una necesidad vital esta Línea 2 del acueducto. Primero para el consumo humano, y luego ya veremos si para impulsar el establecimiento de nuevas industrias, generadoras de empleos.
Ya con abasto seguro de agua, en trabajo conjunto de Gobierno del estado, gobiernos municipal y empresarios hoteleros se puede planificar impulsar la llamada «industria sin chimeneas», que es el turismo.
Y es que si le pensamos poquito Victoria tiene por lo menos tres atractivos turísticos, sobre todo para los cercanos vecinos del país más adinerado del mundo: los Estados Unidos. En Victoria, tres son los temas del turismo a explotar. Vamos por pasos.
Primero, el turismo cinegético, concretamente, el avistamiento de aves en el Cañón de la Peregrina. ¿Dónde es eso? Está lueguito del Paseo Troncones. Son un buen de aves del paraíso las que se pueden avistar ahí. El día de extremo calor que tengamos en Victoria, nomás adéntrense en Troncones y Cañón de la Peregrina, y verán como ahí el clima es fresco.
Segundo, el turismo arqueológico combinado con vistas espectaculares del paisaje. Esto lo tenemos en Victoria tomando la Vieja Carretera a Tula, en el ejido victorense Altas Cumbres. Ahí se ubica la zona arqueológica «Balcón de Montezuma» (así «Montezuma»). Como lo señalan libros de educación básica en este lugar se pueden apreciar vestigios de tribus que vivían en esa región. Aquí la tribu de Janambres construían basamentos y chozas. Se han descubierto vasijas, y artefactos. Hay vistas panorámicas, mucha vegetación y vestigios arqueológicos.
«Balcón de Montezuma» está enclavado en la carretera 110. El camino es de 20 kilómetros, hasta Ejido Altas Cumbres y se toma camino de terracería por cuatro kilómetros. Es un asentamiento prehispánico, dos plazoletas ceremoniales, con unas 70 estructuras circulares. No es por echarle porras al ex gobernador ingeniero Américo Villarreal Guerra, pero él pidió apoyo al gobierno federal y le mandaron arqueólogos del Instituto Nacional de Antropología e Historia. Alguna vez al final de su sexenio con gran comitiva llegó ahí el referido ex gobernador Américo, la maestra Blanca Anzaldúa, directora del Instituto de Cultura de Tamaulipas, el historiador Octavio Herrera, y un buen de reporteros, entre ellos su servidor. Al final del recorrido hubo ahí comida, bajo los encinos. Hay restos arqueológicos, panóramica espectacular, muy arbolado. Los indios janambres ahí vivían, mero arriba, para divisar cuando los acechaban sus enemigos.
Tercero, el turismo histórico, y es que antes de irse a la isla de Cuba, en 1955 y 1956, para hacer su revolución, el comandante Fidel Castro Ruz y Ernesto Ché Guevara estuvieron viviendo en Victoria. Fidel, Ernesto y su grupo de guerrilleros se hospedaron en Los Monteros, Sierra Gorda, San Antonio y en El Peñón, ubicado donde hoy es la colonia Pedro Sosa.
En estos hoteles estuvieron luego de salir de su campamento de adiestramiento militar que tenían en el rancho María de los Ángeles de municipio de Abasolo. De Victoria se fueron a Tuxpan, donde una noche partieron en el «Granma» rumbo a Cuba. Victorenses como el pintor Alejandro Rosales han contado que hallaron cartuchos quemados en Abasolo.
Vale decir que en Tuxpan hay un Museo -muy frecuentado- de la Revolución Cubana, alimentado por el gobierno de esa isla. Como que en Victoria ha faltado explotar este tema de turismo histórico. Muy semejante al hecho que a Soto la Marina llegó Francisco Javier Mina, con un buen de tropa y varios barcos, en 1817, y tomó la plaza en un afán libertario. Nada hay en La Marina que consigne su llegada. Como igual eso creo- nada hay en Viejo Padilla que consigne que ahí fue fusilado el ex Emperador Agustín de Iturbide en julio de 1824 en la plaza de Padilla, Tamaulipas. Lo que es hoy «Viejo Padilla». Hay un abandono de hechos históricos que podrían ser de atractivo turístico. ¿Qué no? NOS VEMOS.