Por Rogelio Rodríguez Mendoza.-
Este sábado volvió a fallar el acueducto de la presa Vicente Guerrero. El reporte oficial asegura que una sobrecarga eléctrica impactó los equipos de bombeo. Por enésima ocasión, gran parte de los habitantes de Ciudad Victoria se quedaron sin agua.
Queda clarísimo que, la urgencia de una nueva línea del acueducto Guadalupe Victoria no es solo por la pesadilla del desabasto al que nos enfrentamos año tras año las familias victorenses, sino también porque la primera línea ya resulta inservible.
La evidencia de ello lo constituyen las constantes fallas de la vetusta estructura hidráulica, que una y otra vez dejan sin agua a la mayor parte de la ciudad.
Lamentablemente, tal como lo habíamos anticipado, otra vez el gobierno federal no autorizó presupuesto para la construcción de la obra. El 2024 no será el año de arranque de los trabajos por más que el discurso oficial insista en lo contrario.
Por algo se hacen los dichos. Aquí se aplica aquel que reza: amistad que no se refleja en el bolsillo, no es amistad. La no inclusión de la segunda línea del acueducto en el presupuesto de egresos federal del 2024, demuestra la falsedad del cariño a Tamaulipas que tanto presume el presidente, Andrés Manuel López Obrador, cada vez que nos visita.
De los mil 800 millones que se necesitan, no hay un solo peso etiquetado en el 2024 para iniciar la segunda línea del acueducto.
Eso significa que, el próximo año los victorenses seguiremos padeciendo, como ha sido durante casi una década, la impotencia y desesperación de vivir días enteros sin agua para lo indispensable.
También significa que la capital seguirá sin atractivo para los inversionistas. Mientras no esté garantizado el insumo principal, que es el agua, no llegarán a Victoria grandes empresas que generen empleos e impulsen el desarrollo económico.
Si se trata de buscar culpables, por supuesto que el dedo acusador apunta a nuestros legisladores federales. En su calidad de representantes populares son ellos los que deben gestionar la atención a los problemas prioritarios de sus representados.
Pero no. Nunca vimos, en la discusión del presupuesto, que alguno de los legisladores tamaulipecos subiera a la tribuna a exponer el tema. Por lo menos eso hubiéramos esperado: que denunciaran el abandono a la capital tamaulipeca. Pero no, ni eso hicieron.
De nada nos ha servido a los tamaulipecos que un diputado federal, del partido en el poder, Erasmo González Robledo, sea el presidente de la Comisión de Presupuesto, la instancia donde se analiza y dictamina el proyecto de presupuesto. En los cinco años que lleva al frente de esa comisión legislativa, el maderense no le ha acercado un peso extraordinario a Tamaulipas.
Evidentemente tampoco ha servido de mucho que los tres órdenes de gobierno pertenezcan a un solo partido. En lo federal, estatal y municipal, gobierna Morena. Pero ni eso ha ayudado a conseguir los dineros para la segunda línea del acueducto.
Qué lástima, la verdad. Sobre todo, porque Tamaulipas es una de las entidades del país le allega mayores recursos tributarios a las arcas nacionales. Lo menos que mereceríamos es que nos regresen un poquito de esos multimillonarios recursos que cada año el Estado le reporta a la federación.
EL RESTO.
Por cierto, puede usted estar seguro de que, tan pronto inicien las campañas electorales para la elección del 2024, el acueducto estará, ¡oootra vez! en el discurso de quienes buscarán un cargo de elección popular.
Ahí estarán de nuevo los que quieren ser diputados o alcaldes, tratando de engañarnos nuevamente, con el cuento de que ellos resolverán la crisis del agua que padece Victoria.
Ya usted sabrá si les cree.
ASI ANDAN LAS COSAS.