Rogelio Rodríguez Mendoza
Desde el 2021, cuando inició su primer mandato como alcaldesa de Nuevo Laredo, la morenista, Carmen Lilia Canturosas Villarreal, se volvió un referente de lo que debe ser un buen gobernante.
Su trabajo al frente del más grande e importante municipio fronterizo de México con Estados Unidos, le ha valido el reconocimiento como una de las ediles mejor evaluadas en todo el país.
De hecho, desde el primer año ha sido parte del “top ten” de los ediles mejor calificados, estando ella casi siempre entre los primeros tres.
Esta vez, sin embargo, hizo historia, porque en dos encuestas distintas realizadas recientemente por Mitofsky y El Economista, fue colocada como la primera mujer alcaldesa en encabezar a nivel nacional la lista de ediles mejor evaluados de México.
La investigación le otorgó un 56.6 por ciento de aprobación ciudadana, el porcentaje más alto obtenido por los 150 alcaldes sometidos a la evaluación.
Mucho de ello se debe a la transformación que su gobierno le ha inyectado a Nuevo Laredo, lo cual se hace más notorio por el grave retraso en que las anteriores administraciones sumieron al municipio.
Tan solo en su primer trienio, le inyectó al municipio alrededor de cinco mil millones de pesos para obra pública y para la rehabilitación de los colectores pluviales y sanitarios, que por su deterioro se habían convertido en una pesadilla para miles de neolaredenses.
Su buena relación con el Gobierno federal permitirá que se concrete, en breve, la operación en Nuevo Laredo de la Agencia Nacional de Aduanas, que está en la última fase de construcción.
Además, ese municipio será uno de los que estarán incluidos en la reactivación del tren de pasajeros, con una corrida diaria hacia la Ciudad de México.
Con todo ello, resulta entendible la satisfacción que muestran los habitantes de Nuevo Laredo con el gobierno de Carmen Lilia. Ojalá y que el resto de los 43 alcaldes tamaulipecos, o por lo menos aquellos que gobiernan los municipios más grandes, replicarán algunas de sus políticas públicas.
Todavía falta mucho para la sucesión gubernamental en Tamaulipas, pero seguramente, llegado el momento, el nombre de la edil neolaredense estará entre las opciones para ocupar la principal oficina del Palacio de Gobierno.
Sobre todo, si tomamos en cuenta de que, por aquello de la equidad de género, corresponderá a una mujer gobernar Tamaulipas.
Desde luego que hay otros nombres anotados en la lista de las posibles, y lo más probable es que se sumen otros más de aquí a allá, pero Carmen Lilia se perfila como una de los activos más importantes con que contará Morena para intentar mantenerse como gobierno.
Al tiempo, tiempo.
EL RESTO
Lo dicho: El panismo tamaulipeco está reducido a nada. Está literalmente sometido.
Una enésima evidencia de ello se dio durante la plenaria del Congreso del Estado, celebrada el pasado martes, con la ratificación, como Auditor Superior del Estado, de Francisco Noriega Orozco.
Noriega estaba en el cargo en calidad de interino, desde diciembre pasado, precisamente porque los votos panistas en la anterior legislatura impidieron que se designara a un titular de la Auditoría Superior del Estado.
Sin embargo, el martes reciente, los panistas hasta propusieron y avalaron que Noriega se quedara en el cargo por un periodo de ocho años. Aunque votaron en abstención, fue lo mismo que lo hicieran a favor. El único voto en contra fue de Ismael García Cabeza de Vaca.
Vale aclarar que nada tiene que ver lo anterior con la capacidad del Auditor Superior, (ASE). Su perfil de economista, y su trayectoria en diversos cargos relacionados con la transparencia y rendición de cuentas, garantizan que, por lo menos en capacidad la ASE quedó en buenas manos.
Solo esperamos que Noriega sepa alejarse de las presiones e influencias políticas, y que su labor como cuidador de los dineros públicos sea objetiva e imparcial. Eso no es mucho pedir.
ASÍ ANDAN LAS COSAS.
