Melitón Guevara Castillo.-
En la sociedad todos tenemos tareas y responsabilidades. Los adultos, los jóvenes, los niños, hombre y mujeres, tienen cosas que hacer. Hay, sin embargo, una distinción: las que se hacen desde el punto de vista particular y las que se desempeñan en el servicio público y, además, se recibe un sueldo o salario. Y, en ocasiones, desproporcionado, en relación con otros. Es el caso de los diputados, sean federales o locales: tienen una tarea que hacer, cobran un sueldo, y luego resulta que no cumplen con su responsabilidad.
En el caso de Tamaulipas, lo hemos visto una y otra vez: quienes son diputados locales, representantes populares; que recibieron un mandato por vía de las elecciones, sean de mayoría o plurinominales, no cumplen. No cumplen con la más elemental: asistir a las sesiones legislativas; y una revisión de su trabajo, de pronto aparece el dato de que no presentan iniciativas, de que no se vinculan con la población representada… y no pasa nada, no se les sanciona o castiga.
CUMPLIR O NO CUMPLIR
Es frecuente observar en la información policiaca, por decir, que un padre de familia no cumple con su tarea y responsabilidad de apoyar a sus hijos, evade cubrir los gastos más elementales; también nos enteramos que, ante la escasez de agua, la autoridad recomienda un uso adecuado y correcto del agua, pero resulta que más de uno lava el carro con manguera en mano. Hay tareas que adultos no cumplen en el ámbito familiar como en el social o comunitario. Y la autoridad, las más de las veces, no actúa.
Quienes son servidores públicos, que reciben un sueldo, en lo general son tachados de irresponsables; de que prefieren servirse y no servir. La cuestión es que hay una ley de responsabilidades de los servidores públicos: y pueden ser castigados por la omisión en sus tareas y responsabilidades, pero también si desvían los recursos, hacen tráfico de influencias o, de plano, se quedan con el dinero del pueblo. La cuestión, aquí, es que la justicia es lenta u omisa: lo vemos con las acusaciones del gobierno actual en contra de los que se fueron, la Fiscalía General de Justicia estatal le vale, se cuenta, protege a sus cuates.
CASTIGOS LABORALES
Todos los sabemos: en el sector privado, sea en una industria, una empresa o un pequeño comercio, todo trabajador que no asiste a trabajar recibe una sanción: por lo regular va de menos a más: primero una llamada de atención, una mala nota; pero luego, si eso se repite, bien puede ser que se le castigue con el sueldo, descuentos del día que falta. Pero, a la larga, el trabajador se expone a la máxima sanción: el despido y partir de este momento hay otros acontecimientos, si fue o no justificado, en fin, todo un pleito en los tribunales.
Hace días, la diputada local Úrsula Salazar Mojica, de Morena y líder congresal, dio a conocer una iniciativa para castigar las ausencias e irresponsabilidad de los diputados locales: por una falta injustificada la sanción será de cuatro días de su dieta; de dos cuando no asistan a reuniones de comisiones legislativas y de un día cuando lleguen tarde a una sesión o la abandonen antes de que concluya. Yo espero que la iniciativa se apruebe, porque es evidente que más de uno prefiere descansar, no asistir y con eso de plano de cumplir con su tarea que le fue encomendada y que, pese a su vocación de servicio, no es gratis.
CASTIGO POLÍTICO
Siempre se ha dicho, repetido una y mil veces, que el partido político, su líder y demás políticos, en su momento reciben el peor castigo: el voto de castigo, que el pueblo les dé la espalda y no los voten. Ese puede ser, sin duda, el peor castigo. Lo recibió el PRI en el 2000 y 2006 y en el 2018; en Tamaulipas tanto el PRI como el PAN saben lo que significa ser castigados por no hacer las cosas bien. Pero es, sin duda, un castigo corporativo y en más de una ocasión, es preciso el castigo individual.
Castigo individual es lo que merece, digamos, el diputado que no cumple con su deber; castigo individual merece el servidor público que roba o hace negocios con el erario; igual castigo merece el servidor público que hace mal su trabajo, o simplemente, que no lo hace. Y en este caso aplaudimos la iniciativa de Morena, espero que en aras de ser congruentes todos, sí, todos los diputados la aprueben… Y es que, como han hecho en otras ocasiones, pueden faltar o reventar la sesión con tal de que no se apruebe.
NO ES CASUALIDAD
Cuando un político o servidor público cumple con su trabajo el resultado es positivo. AMLO tiene, en estos momentos, u 60 por ciento de aceptación. Y no es gratuito: el incremento salarial, las pensiones a los adultos mayores y conservar un justo equilibrio económico son sin duda resultados del arte de gobernar. Por algo, allá en Tampico, se reeligió Jesús Nader y Adrián Oseguera y lo mismo hizo en Matamoros Mario López, mejor conocido como La Borrega.