Ya es muy común que en la actual legislatura los diputados, ya sea del PAN o de Morena pidan un receso de “cinco minutos” para “analizar” algún dictamen que se discute en el pleno.
Se entiende cuando se pide dispensa de trámite a comisiones, porque no se ha revisado a fondo y necesitan tiempo para darle una revisada y saber lo que van a votar.
Pero no se justifica cuando es un documento que ya está agendado en el orden del día. Para eso son las juntas previas.
Esas juntas se hacen antes de las sesiones para que los legisladores se pongan de acuerdo sobre el sentido del voto de los dictamenes que, se supone, ya conocen porque de acuerdo con la Ley, se les debe mandar con un día de anticipación.
Incluso, como ya se debatieron en Comisiones, ya saben de qué se trata.
Esas reuniones previas son como las instrucciones que da un entrenador en el vestidor antes del partido. Ahí se analiza la estrategia a seguir. Por ejemplo, se determina quién sube a tribuna a debatir tal o cual documento y se establece cómo van a votar.
Durante las sesiones, según las circunstancias, se puede cambiar la estrategia. Sí, así como en el fut: el Director Técnico da instrucciones a los jugadores. Igual pasa con los coordinadores de bancada.
Pero en esta legislatura parece que no lo hacen.
De inicio, siempre empiezan tarde. La de ayer se postergó más de dos horas su comienzo y uno podría pensar que los diputados se tardaron en ponerse de acuerdo. Pero no es así.
Ayer hubo dos recesos de “cinco minutos”.
El primero solicitado por Morena. Se discutía la reforma constitucional que derogaría un artículo en el cual los Ayuntamientos avalarían las reformas constitucionales; eliminar un blindaje que dejó Cabeza de Vaca.
Úrsula Salazar solicitó el receso para recibir indicaciones, porque se pegó al teléfono. Luego mandó llamar a sus jugadores o diputados y en una especie de “time back”, especificó lo que debían hacer.
Pero se supone que era algo que debieron prever y sobre la marcha ejercer la estrategia a seguir, ya sea el Plan A o el Plan B.
El PAN hizo lo propio cuando estaba en discusión los de la reestructura de la deuda. Hicieron su “bolita”, alargaron la sesión con su receso de “cinco minutos” y luego votaron algo que ya sabían cómo venía.
La pregunta es: ¿por qué lo hacen si se supone que ya conocen los dictámenes? Eso –insisto- alarga las plenarias de manera absurda.
EN CINCO PALABRAS.- Pidan otros cinco minutos más.
PUNTO FINAL.- “Todo cabe en un voto sabiéndolo legislar”: Cirilo Stofenmacher.
Twitter: @Mauri_Zapata