octubre 22, 2024
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Libertad García Cabriales

Cometa, dengue y mi tsunami particular

octubre 21, 2024 | 16 vistas

La vida es un ciclo continuo siempre en movimiento. Si los buenos momentos pasan, los difíciles también: Gloria Fuentes

Los cometas han sido para muchos, motivo de asombro; para otros, razón de estudio y para algunos más, pábulo de superstición. Se cuenta por ejemplo que, en tiempos de la Revolución Mexicana, la aparición del cometa Halley en la bóveda celeste, causó tremendo pavor entre quienes lo vieron, augurando las peores catástrofes. Mucho antes de eso, ya los griegos y los romanos escribieron impresionantes tratados acerca de la presencia de los cometas en el firmamento. Entre ellos, los mismísimos sabios antiguos Aristóteles, Hipócrates y Séneca, analizaron con admiración estos astros con “cabellera de fuego”.

Desde entonces, los cometas se siguen observando por astrónomos, astrólogos y aficionados, sin restarles un ápice del misterio que los rodea. Porque no es común que aparezcan y tampoco es habitual observarlos a simple vista en nuestras comunidades. Tal vez por eso la superstición que provocan. Vistos como indicio de tempestades, como señales funestas, ya diversos poetas y pensadores de la antigüedad y hasta en tiempos recientes, los han documentado relacionándolos con terribles calamidades como guerras, sequías, pestes, tsunamis y epidemias.

En ese contexto, la verdad he disfrutado mucho leer los textos antiguos acerca de los cometas. Y algo de los textos científicos. Pero en especial, me ha parecido fascinante saber que, en estos días de octubre por estas tierras nuestras, ha pasado un cometa y se ha podido observar a simple vista. Incluso hubo quien retrató magistralmente su cabellera de fuego iluminando al cielo victorense. El cometa fue bautizado como Tsuchinshan-ATLAS y el doce de octubre estuvo en su punto más cercano a la tierra, a una distancia de 71 millones de kilómetros, algo no sucedido hace ochenta mil años. Woow. Y pudo verse por estos lares, con su brillo máximo, sin necesidad de aparatos sofisticados. ¿Cómo no asombrarse, cómo no sentirse pequeño ante la inmensidad del Cosmos?

No sé si alguno de ustedes tuvo oportunidad de verlo, yo tenía todas las intenciones de irme al monte para ver su cabellera de luz, pero uno pone y el de arriba dispone y me fue materialmente imposible salir de casa durante varios días a causa del azote de un dengue que me resulta difícil describir a cabalidad. Nunca lo hubiera imaginado Horrible, atroz, fiero, incapacitante, pavoroso. De las peores experiencias de mi vida con alguna enfermedad. Hacía unos quince días un maestro me había platicado del caso de su hijo de 17 años que fue a parar al hospital muy grave con dengue. También la dependiente de una tiendita me había comentado de una comunidad rural con decenas de casos de gente muy afectada, entre ellos niños hospitalizados.

Pero padecerlo fue realmente terrorífico No exagero. Dolores insoportables de cabeza, piernas, cuello, ojos, todo el cuerpo, ay. Además, fiebres altísimas, temblores impresionantes, falta de apetito, insomnio, ojeras rojas, total desgano, niebla mental. Un tsunami dentro del cuerpo. Puedo imaginar la lucha que había en cada célula en mi interior para defenderse. Así padecí seis días y luego otros cuatro, de ir volviendo poco a poco, aunque todavía no me siento al cien. Dicen que son quince días. Total, que ya cuando pude fijar la vista sin dolor, las lecturas cambiaron de cometas a dengue y me impresioné más al enterarme cómo ha aumentado su propagación en los últimos años y cuáles son los países y continentes más afectados. La OMS declaró recientemente que el número de casos de dengue se multiplicó por diez en unos años, desde 500 mil hasta cinco millones con brotes en 129 países.

El último año el repunte ha sido grande y el número de muertes está aumentado. Y si hablamos de regiones en África hay mucha incidencia, pero nuestra América no se queda atrás, exceptuando a Estados Unidos donde casi no existe, aunque empieza a brotar. Entre los países americanos más afectados están Brasil, Perú y México. Uff. Los informes de la Organización Mundial de la Salud hablan de causas diversas en la excesiva propagación, entre ellas falta de medidas preventivas, fragilidad en los sistemas de salud y migraciones; pero es impactante saber que el cambio climático está influyendo cada vez más en los alarmantes aumentos de la epidemia.

En suma, el tema no es cosa menor y requiere atención de los gobiernos y participación de los ciudadanos. Conciencia y más conciencia. A mí me fue como en feria, pero gracias al cielo ya pasó. Me queda eso sí, la reflexión acerca de la fragilidad, la prevención y por supuesto, valorar la salud y la vida única. Ah y agradecer la gente buena que te cobija en tiempos cruentos. Por lo pronto, veo un zancudo y salgo corriendo. Mientras tanto espero que el Cosmos nos regale otro cometa y tener mayor suerte para contemplarlo y no sólo en bellas fotos. Ojalá.

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