minuscular es parte del poemario dislocación del macho, del escritor Mario Frausto Grande (San Luis Potosí, 1991) y que, próximo a publicarse, se suma a la obra del poeta radicado en Aguascalientes. Frausto encuentra en las memorias de su niñez y adolescencia claves para defender y reclamar, a partir de una voz valiente y poderosa; rabiosa, me atrevería a decir, y de una profunda liricidad, los lugares de que hemos sido despojadxs por la herencia heteronormativa del patriarcado y el machismo. Llamó mi atención, particularmente, este poema del que les hablo porque, además de licenciarse en Letras Hispánicas, el autor obtuvo su grado de Maestro en Investigaciones Sociales y Humanísticas defendiendo la tesis que tituló «Voces de colores: espiritualidades gay en Aguascalientes», en la cual sostiene, luego de un largo y cuidadoso proceso de investigación y entrevistas, que algunas narrativas gay, a las que el autor sitúa en Aguascalientes, apuntan a un concepto plural, que no unívoco, de espiritualidades, desde las cuales, quienes pertenecemos al colectivo LGBTIQ+ nos relacionamos con la otredad, tanto humana como no humana.
Sin embargo, es en una de las conclusiones de su disertación que este poema se vuelve especialmente relevante para el análisis que haré con usted, estimadx lector, a lo largo de estas líneas. minuscular –así, en minúsculas, al igual que el título que lleva el poemario – hace una constante alusión a aquello de poca entidad, las letras minúsculas, como el instrumento a partir del cual, reza el poema,
dios se minuscula, maestro,
se minusculó,
se minusculaba,
y se minusculará
Antes, recupera la anécdota de su niñez en la que fue obligado por aquel maestro, señoro de señoros, en la escuela, a hacer planas, eternas planas, que le taladraban la frase dios se escribe con d mayúscula inicial. Para un servidor, fue un regalo excepcional este adelanto del poemario que Mario compartió en sus redes sociales. Lo que estos poemas expresan, en especial el arriba mencionado, ponen luz sobre aspectos inherentes a las espiritualidades gay que considero necesario abordar, estudiar y escuchar.
Mis hondas raíces católicas, creencias que aún profeso y que en alguna etapa de mi temprana juventud me llevaron a la convicción de optar por la vida religiosa pero que abandoné tiempo después de cursar los estudios básicos de filosofía y teología, han sido, por momentos, objeto de incomodidad o desazón para quien les escribe y ha sido precisamente a partir de ahí que he buscado el acercamiento con lo espiritual desde una perspectiva queer (que rechaza las clasificaciones hegemónicas del sistema binario varón/mujer). En esa búsqueda y gracias, en gran medida, a la amplitud de visiones a las que nos acercan herramientas como internet o las redes sociales he podido coincidir con y aproximarme a autores, teólogos, activistas y un sinfín de personas a las que debo mucho en términos de conocimientos compartidos, enseñanzas y dirección espiritual.
El canadiense Donald Boisvert (1951-2019, Montreal, Canadá) doctor en Ciencias de las Religiones, exseminarista y autor de un texto que, titulado “Fuera en Tierra Santa”, recoge sus meditaciones y ha sido fundamental en mi comprensión de las espiritualidades gay que, afirma, son resultado del proceso a través del cual, nosotrxs, pertenecientes a la diversidad sexual, creamos y habitamos los espacios religiosos. De alguna forma, lo que el teólogo canadiense está diciendo es que existe algo de queer en la manera en que experimentamos la vida, con una fascinación por lo espiritual que desafía directamente las nociones de verdad y sacralidad que tienen las religiones tradicionales.
Para Bosivert, quien fue un destacado académico y decano de la Universidad Concordia, en Montreal, mientras exista la diversidad sexual tratando de discernir su posición de marginalidad en este mundo, existirá alguna forma de expresión espiritual gay, ya que parte de una devastadora necesidad que nos fue impuesta, ya sea por circunstancia o por fuerza. Las expresiones de quienes han abordado la espiritualidad desde la diversidad sexual pueden situarse, por tanto, en alguno de estos cuatro caminos: la apologética, cuando se proveen contra-interpretaciones de verdades históricas o teológicas comúnmente aceptadas; la terapéutica, al ofrecer paradigmas de salud pisco-espiritual positivos; la ecológica, con la propuesta de parámetros éticos para las relaciones entre las personas de la diversidad y el mundo y entre ellxs mismxs; y la autobiográfica, reflexionando de forma crítica sobre la propia educación religiosa y experiencias vividas desde la diversidad.
En la próxima entrega, mi colaboración, apreciable lector, abordará algunas obras que podemos consultar y cuya lectura puede ayudarnos a ampliar nuestra cosmovisión, nuestra propia idea de las espiritualidades y que parten de las categorías que con claridad expone Boisvert en su libro. No busco convencer a nadie de cosa alguna, le recuerdo, que lo que yo escribo aquí tiene la intención de propiciar, siempre, un DIÁLOGO DE IDEAS. Hasta la próxima.
Correo electrónico: [email protected]