Melitón Guevara Castillo.-
México está viviendo momentos inéditos en la política nacional. Por
un lado, la 4T se consolida como partido único, dominante, predominante
con la percepción de que se busca una forma de gobierno al estilo Cuba o
Rusia; y en cuanto a la división de poderes, esquema creado por
Montesquieu para que el poder por el poder mismo se mantenga en
equilibrio, que no haya una supeditación de unos a otros… y todo hace
indicar, por las acciones de AMLO, que la transformación va viento en popa:
de ser cómplices en la época priista, a ser súbditos en la 4T.
No quiero equivocarme, pero si hacemos caso a la historia mexicana,
sobre todo a la política, hemos de observar como siempre hay pleitos,
reyertas, rebeliones, guerras internas, por la forma de gobernar. Todo
empezó cuando dejamos atrás el virreinato para la lucha de centralistas o
conservadores contra los liberales o federalistas. Hoy en día, la democracia
priista, que era de colaboracionista, se está transformando en una
centralista, de concentrar el poder en una sola persona, para convertir a los
otros poderes en súbditos: ya lo es el legislativa, que solo obedecen
ordenes de AMLO al grito de “es un honor estar con Obrador”.
SIMULACION Y COLABORACIONISMO
Desde que se fundó el actual PRI hasta que perdió el poder, en el
2000, la división de poderes fue una simulación. Los líderes partidistas, los
congresistas, el Presidente de la Republica, una y otra vez presumieron de
una división de poderes, soporte de una democracia dirigida. Cada uno, es
decir, el Presidente, el líder Congresal y el Presidente del Poder Judicial
asumían ser autónomos, libres e independientes.
Y cuando, a uno u otro, se les restregaba que eso era una simulación,
la respuesta siempre era lo mismo: que, en aras de apoyar a México, a sus
instituciones, entre ellos siempre había coincidencias que nacían de una
colaboración institucional. Todo cambio con la llegada de AMLO al poder y
que los legisladores, en esencia de Morena, se entregaron al Ejecutivo, al
grado que a sus iniciativas no le quitan ni una coma. Se convierten, en esas
condiciones, ya no en cómplices, pero si en súbditos, de tal suerte que
pierden la independencia, la autonomía. Por eso, ahora para el 2024,
Morena quiere carro completo, para cambiar la Constitución a modo del tipo
de gobierno que pretende.
CONQUISTAR AL JUDICIAL
El problema en México es la abstención. AMLO ganó con un
promedio de 30 millones de votos, pero en realidad deben ser casi tres
veces más. Pero eso fue suficiente para ganar la Presidencia y, de paso,
quedarse con el Poder Legislativo. El problema, para convertirse en el
Poder Todopoderoso al estilo de Cuba, Nicaragua, Rusia, entre otros, es el
Poder Judicial: intentó cooptarlo por dos vías: alargar el periodo del
Magistrado Arturo Zaldívar, violando la Constitución, que no prosperó; y con
la propuesta de nuevos magistrados, que igual, porque unos, dice AMLO, lo
traicionaron y se declaran constitucionalistas.
Una tercera vía esta en tener un control político del Poder Judicial.
Pretenden lograrlo con su propuesta de que los magistrados y jueces sean
electos; para lograr tal propósito, requieren una mayoría calificada, es la
apuesta de AMLO para la elección del 24: ganar las dos cámaras y,
entonces sí, hacer realidad su voluntad: reformar la Constitución para tener
el control total de los Poderes Estatales: para lograr la conversión de ser
cómplices, como lo fueron en el priato, a ser subordinados en la época de
Morena, la 4T o del obradorismo.
PAIS DE UN SOLO HOMBRE
Así se llama un libro de Enrique González Pedrero, quien tiene una
excelente trayectoria como investigador, público diversos libros, estuvo
vinculado al Fondo de Cultura Económica y gobernó Tabasco. Uno de sus
libros, constituido por tres tomos, se llama “País de un solo hombre: el
México de Santa Anna” y es la biografía de quien fuera Presidente de
México durante varios periodos. Y eso me lleva pensar, a reflexionar, que
México durante años ha sido gobernador por solo un hombre: después de
Santa Anna, Benito Juárez se reeligió varias veces; Porfirio Díaz estuvo en
el poder 30 años… y el PRI, como partido, casi 80 años: y el Presidente era
el hombre más poderoso de México.
En las postrimerías del poder priista, a partir de los 70´s del siglo
pasado se fue construyendo una oposición, se fueron creando instituciones
para contener la concentración del poder, para haya rendiciones de
cuentas, transparencia en el ejercicio del poder. Y como un péndulo, hoy
AMLO encarna la voluntad de regresar al pasado, de concentrar el poder,
que no haya división de poderes y que en la práctica impere una sola
voluntad, igual que en tiempos priistas, pero ahora sin simulación, sin
cómplices, como no son igual, ahora con súbditos, legisladores, jueces y
magistrados que obedezcan sin chistar.
GOBIERNO Y OPOSICION
En una lucha electoral el partido en el gobierno lleva ventaja: es el
caso de Morena, por eso se percibe que Claudia Sheinbaum será la
próxima Presidenta. Y por lo que se ve, una extensión de AMLO, a menos
que sea estrategia y que, ya en el poder, haga como Lázaro Cárdenas que
le demostró a Plutarco Elías Calles, que el poder se ejerce y no se
comparte. Así que, Claudia si llega ser Presidenta tendrá tres escenarios:
ser un apéndice de AMLO, atender una a una sus indicaciones, ser sumisa
y obediente; compartir con el ejercicio del poder o, de plano, demostrar que
solo ella lo ejercerá… La oposición sabe que puede ganar, si está unida y
maneja una estrategia que se adueñe de la agenda mediática.