Mauricio Zapata
Los gobernadores de Tamaulipas siempre han sido muy institucionales con el partido que los llevó al poder.
Siempre se han alineado como miembros de su instituto político y pocas veces le han jugado las contras a sus siglas partidistas.
Retrocedamos 34 años en el tiempo.
El entonces mandatario Américo Villarreal Guerra no tenía ningún favorito en la sucesión de 1988. Cuando su partido inició su proceso interno con siete “tapados”, el mandatario no hizo ningún pronunciamiento especial y una vez que ungieron a Carlos Salinas de Gortari como el candidato hizo lo que estaba en sus manos para apoyarlo.
En la carrera por la presidencia en 1994, Manuel Cavazos Lerma tenía las veladoras encendidas por dos prospectos: Pedro Aspe y Luis Donaldo Colosio. Con éste último había trabajado cuando fue delegado del programa de Solidaridad, así que de alguna manera, ese era su favorito. Al postular a Colosio, Cavazos apoyó con todo lo que tenía a su candidato.
En 1999 todo mundo recuerda aquel evento en la Plaza Juárez cuando Tomás Yarrington le pidió a Francisco Labastida Ochoa ir a hacer campaña a otro lado, ya que en Tamaulipas estaba ganado.
En la sucesión de 2006, tras acuerdos políticos, Eugenio Hernández Flores jugó a favor de Felipe Calderón, a fin de dar un voto útil y no permitir que López Obrador ganara la elección. En esa ocasión ningún mandatario priista apoyó a Madrazo y le jugaron las contras al partido. La idea era seguir siendo Virreyes y con Calderón tenían esa posibilidad.
En el 2012 con la posibilidad de ganar y regresar a Los Pinos, los gobernadores le dieron todo su apoyo a Enrique Peña Nieto y Egidio Torre Cantú no fue la excepción. El tricolor local y su entonces “Primer Priista de Tamaulipas” apoyaron con todo lo que tenían a su candidato presidencial.
En el 2018 se supone que Cabeza de Vaca tenía con todos los precandidatos algún compromiso: Margarita, Moreno Valle y Anaya. Estaba inclinado por el segundo, con el último había diferencias. Hay quien dice que no lo apoyó e inclinó la balanza hacia Meade aunque fuera de otro partido.
Hoy las cosas pintan diferente.
La percepción es que hay cierto aprecio por Claudia Sehinbaum. Hay fotos y mensajes que así lo demuestran, sin embargo, hay quien señala que no ve con malos ojos a Ebrard. Lo cierto es que, mientras esté el proceso interno de Morena, ningún mandatario podrá hacer pronunciamientos personales.
Ya veremos a qué lado inclina su aprecio el gobernador Américo Villarreal Anaya.
EN CINCO PALABRAS: Serán tres meses muy largos.
PUNTO FINAL.- “Cuando hablan de humildad, lo hacen con mucha soberbia”: Cirilo Stofenmacher.
Twitter: @Mauri_Zapata
