mayo 27, 2025
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María José Zorrilla

Con zapatos o con tenis

mayo 25, 2025 | 48 vistas

María José Zorrilla

Se cierra un ciclo en Paris en la cancha central Philippe Chatrier con el homenaje realizado ayer domingo al rey de la arcilla: al tenista Rafa Nadal.  Nadie como Rafa decían los comentaristas para desenvolverse como pez en el agua sobre el polvo de ladrillo de Roland Garros. El hispano tenía la entereza de un titán, la fuerza de un toro, la voluntad de hierro y unos golpes con parábolas imposibles. Zurdo prefabricado porque Rafa es derecho de nacimiento, pero a la hora de tomar la raqueta el poder se transfiere al otro hemisferio del cuerpo y a luchar porque para él no había tregua. Intenso en el juego y en sus bolas hasta que cayera el último punto. Verlo jugar era todo un acontecimiento. Me recordaba al gran Jimmy Connors, que sus partidos siempre tenían una energía especial. Había mucha pasión y entrega; la cancha era su reto y el jugador de enfrente el pretexto para llegar a la meta: ganar. Perder era parte del reto, pero siempre había una entrega hasta el final de la contienda. Si había que morir sería luchando hasta el último momento. Sus partidos siempre eran entretenidos, aún en los que no tuvo la fortuna de ganar sobre todo en pistas duras o en césped. No obstante, logró conquistar los cuatro grandes torneos llamados Grand Slam. Cuatro campeonatos en el US Open en cancha dura, dos en Wimbledon en césped, dos en el Australian Open también cancha dura y 14 en Roland Garros en Paris. Sin duda alguna el gigante de la arcilla, el único y el más grande en la historia de los torneos en polvo de ladrillo de todos los tiempos es el manacorí al conquistar el torneo francés en tres décadas distintas desde el 2005 hasta el 2022 ya cerca de su retiro. Su récord en los torneos de Monte Carlo y Roma también es impresionante, pero nada como el Rafa de Paris donde no sólo le habían hecho una escultura en las afueras del recinto, los franceses lo habían hecho suyo y lo invitaron junto a Zinedine Zidane a llevar la antorcha olímpica durante el evento en Paris en el verano del 2024.  Rafa agradeció a todo mundo. A Paris, a los franceses, a los organizadores, a los directivos, a su equipo, sus entrenadores a su tío Tony, a sus padres, hermana y sobre todo a su mujer de quien ha sido pareja también desde el 2005. La sorpresa del evento fue un recorrido visual por sus triunfos y la presencia de los tres grandes rivales de Rafa, Djokovic, Federer y Murray quienes conformaron el Big Four. Durante 20 años no dejaron a nadie que ganara torneos Grand Slam, ellos fueron los ganadores casi universales, salvo un puñado de excepciones con los triunfos de Cilic, Wawrinka, Del Potro y Thiem. El Big Four dominó el Big Four de los torneos. Se brincaron un par de generaciones que vieron sus aspiraciones perderse ante la magia de estos cuatro tenistas. Su presencia en la cancha fue emotiva y desde el principio del homenaje tanto a Rafa como a muchos de sus fans se nos salieron un par de lágrimas. El momento cumbre cuando aparecen los tres grandes rivales impecablemente vestidos y se abrazan efusivamente. Rafa permaneció junto a los tres antiguos rivales y frente a ellos lanzó un sentido mensaje sobre las diferencias entre la rivalidad en la cancha con la amistad y el respeto fuera de ella.  Había un claro mensaje de buena voluntad, de la necesidad de entender cada cosa por su nombre en este convulsionado mundo donde la guerra se ha hecho presente en varios lados. Era una gran despedida con una sorpresa final. Su nombre grabado en la arcilla de la cancha para siempre. Nos quedaremos con un grato recuerdo de lo realizado por el gran Nadal, sus épicas batallas en las canchas y su último recorrido por la Philippe Chatrier cargando a su pequeño hijo que le pasó de las gradas su esposa. La nota de color la dio el propio Nadal que todavía me pregunto porque usó zapatos formales para ingresar a la cancha de arcilla. Cualquier tenista sabe que pisar la tierra batida con zapatos es como mancillar un recinto sagrado. Djokovic, Federer y Murray portaban trajes casuales, pero con tenis, no así el rey de la arcilla. Descuido, error o por rendirle tributo a las propias canchas, acudió a su propio homenaje impecablemente vestido de negro con zapatos formales. Gracias Rafa, con zapatos o con tenis eres grande y así lo reconocerá la historia.

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