Había una vez en una gran ciudad, dos adolescentes, cuyo amor era tan puro como el primer rayo de sol en la mañana. Se conocieron durante unas vacaciones cuando apenas estaban en la secundaria.
La primera vez que se vieron, sus miradas se encontraron en un aula abarrotada, y desde ese momento, sus corazones se unieron en un lazo irrompible.
A medida que crecían, soñaban con un futuro brillante donde compartirían cada momento juntos. Planeaban casarse después de la universidad y construir una vida juntos. Sin embargo, el destino tenía otros planes para ellos.
Después de graduarse, la vida los llevó por caminos separados. Ella obtuvo una beca para estudiar en el extranjero, mientras que él decidió quedarse en la gran ciudad. Aunque la distancia intentó separarlos, su amor iba resistiendo cada obstáculo.
A lo largo de los años, intercambiaron cartas apasionadas, compartiendo sus esperanzas, sueños y desafíos. Pero a medida que el tiempo pasaba, las responsabilidades y las circunstancias los mantenían separados físicamente. Intentaron mantener viva la llama de su amor, pero la distancia comenzó a desgastar su relación.
Finalmente, cuando ella regresó después de muchos años, esperaba reunirse con él y cumplir su promesa de casarse. Sin embargo, las cosas ya no eran como antes.
A pesar del dolor, ambos se encontraron cara a cara una última vez. Se miraron a los ojos, recordando los momentos felices que compartieron juntos, pero también reconociendo el dolor y la distancia que los habían separado. Con lágrimas en los ojos, se despidieron, sabiendo que el destino había intervenido en su historia de amor.
Aunque nunca pudieron casarse como habían planeado, el amor que compartieron nunca se desvaneció por completo.
Guardaron en sus corazones los recuerdos de su juventud y el vínculo especial que los unió, sabiendo que algunas historias de amor están destinadas a ser eternas, incluso si no tienen un final feliz tradicional.
En suma: el destino no es como uno quisiera. Los planes son solo una forma de pensar y ahí se queda, en los pensamientos.
En cosas del amor, nada es lo que parece. Y lo que parece, a veces es nada.
EN CINCO PALABRAS.- No hay destino, solo vida.
PUNTO FINAL.- “Los recuerdos son eso que sentimos cuando queremos sentirnos”: Cirilo Stofenmacher.
X: @Mauri_Zapata