Esta semana hubo varios temas relevantes el de los altares y las festividades de Hallowen y Día de Muertos (o Todos los Santos, como prefieran) pero sobre todo si habría puente o no. Los benditos puentes magisteriales que hace ya un tiempo habían quedado en el olvido por las modificaciones al calendario escolar.
Hablando de costumbres y tradiciones el Día de los Muertos, o Día de Muertos, es por mucho una celebración tradicional mexicana que honra a los difuntos. En el 2008 la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (UNESCO) declaró esta festividad como Patrimonio Cultural Inmaterial de la Humanidad, por su importancia y significado en tanto se trata de una expresión tradicional, integradora, representativa y comunitaria.
Simplemente no hay nada que se le parezca y por ello la importancia de relatarla en nuestras escuelas y comunidades. Para la UNESCO, es el encuentro anual entre los pueblos indígenas y sus ancestros, tiene (al igual que la educación) una función social considerable al afirmar el papel del individuo dentro de la sociedad y refuerza la cultura y el respecto y reconocimiento por las comunidades indígenas de México.
Considero que (sin entrar en temas religiosos) el Día de Muertos es cultura y se considera una celebración a la MEMORIA y un ritual que privilegia el RECUERDO sobre el olvido en muchos momentos de nuestra VIDA.
Si bien esta celebración tiene raíces que se remontan a las antiguas culturas indígenas de México, como los aztecas, mayas, purépechas o totonacas y estas civilizaciones tenían creencias sobre la vida después de la muerte por lo que practicaban rituales para recordar a sus seres queridos fallecidos hoy en día es mucho más que eso.
La celebración moderna del Día de los Muertos se ha fusionado con las tradiciones católicas que los conquistadores españoles introdujeron en México en el siglo XVI, esto se ha revisado por muchas generaciones y muchos programas en las clases de historia, y a escuela es laica desde las leyes de Reforma (las de Juárez, no vayan a creer que hablo de Peña). Como resultado, la festividad se lleva a cabo el uno y dos de noviembre, coincidiendo con el Día de Todos los Santos y el Día de los Fieles Difuntos en el calendario católico y dando un día de asueto en el calendario escolar.
Históricamente hablando, esta tradición hispanoamericana tiene sus raíces en costumbres precristianas que, tal como había sucedido en Europa durante la cristianización del Imperio Romano, fueron moldeadas por los evangelizadores hasta dar lugar a una celebración mestiza y única en el mundo, de ahí la consideración de patrimonio.
Durante el Día de los Muertos, las familias mexicanas crean ofrendas (altares) en sus hogares y en los cementerios (también en los centros escolares y donde quiera que haya una pequeña comunidad de mexicanos), decoradas con flores, velas, comida, bebida y objetos personales de los seres queridos fallecidos. La creencia popular es que durante estos días las almas de los difuntos regresan para visitar a sus seres queridos, y estas ofrendas les dan la bienvenida y los honran.
Personalmente esta idea me parece tan enriquecedora que demuestra entonces la gastronomía mexicana, que es tan maravillosa que la única razón por la que alguien volvería de la muerte es para comer.
En realidad no es un tema de creencias, no es un tema de religión o teología, no es un tema de educación, el Día de los Muertos es una FESTIVIDAD colorida y festiva que combina elementos indígenas y europeos, y es un testimonio de la rica diversidad cultural de México. Por eso se celebra en la mayoría de las regiones del país debido a su importancia cultural y su arraigo en la sociedad mexicana.
Pues bueno, entonces lo más importante es el puente que se anunció al cuarto para el ratito, como siempre; honestamente no lo veía necesario pero lo agradezco. Aprovechen para ver Radical con una opinión docente. Yo haré lo propio.
Ana Medina