mayo 16, 2025
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Mauricio Zapata

Cuando enseñar dejó de ser vocación

mayo 15, 2025 | 142 vistas

Hubo un tiempo en que ser maestro era sinónimo de respeto. De compromiso. De entrega.

Una época en la que el aula era un santuario del conocimiento y el maestro, su guía. Pero eso quedó atrás.

Ahora, lo que predomina es la inercia. La rutina. El conformismo.

La vocación se ha diluido entre trámites burocráticos, sindicatos corruptos y herencias mal entendidas.

Porque sí, durante años, muchas plazas no se otorgaron por mérito, sino por apellido. Por compadrazgo. Por herencia.

Y eso tiene consecuencias.

Llegaron muchos docentes sin vocación, solo porque su papá o su mamá lo fueron y entonces ellos tenían que seguir la tradición familiar.

Y entonces comenzaron a ir a las aulas nomás por cumplir y no por un compromiso. Y es que a eso le añadimos que se cree que la labor de los maestros es fácil y bastante buena: prestaciones, vacaciones, pocas horas de trabajo y un sueldo muy atractivo.

La más grave: llegaron maestros que no quieren enseñar. Que no saben. Que no les importa saber.

Hoy vemos salones llenos de alumnos y vacíos de aprendizaje. Profesores que repiten fórmulas sin entenderlas. Que ven la clase como trámite, no como misión.

Pero no todo recae en ellos. Hay otro factor que ha terminado de quebrar la figura del maestro: los padres.

Padres que educan para la queja. Para la fragilidad. Que hacen de sus hijos pequeños emperadores incapaces de recibir una corrección.

Cualquier regaño es “abuso”. Cualquier exigencia, “violencia”. Y así, los profesores pierden terreno. Autoridad. Herramientas.

Hoy, un maestro debe pensar tres veces antes de llamar la atención a un alumno. Debe andar con pies de plomo, no sea que lo graben, lo denuncien, lo linchen en redes.

La pedagogía ahora es supervivencia. El aula, un campo minado. Y entonces, ¿cómo exigir vocación cuando todo conspira contra ella?

¿Cómo devolver la pasión por enseñar si se ha convertido en una carga? Es urgente repensar la educación. Revalorar al maestro.

Porque mientras no se restaure el respeto por la figura del docente, seguiremos criando generaciones frágiles, confundidas y mal formadas.

EN CINCO PALABRAS: Nos está saliendo muy caro.

PUNTO FINAL: “No es lo mismo enseñar lo que se sabe que saber lo que se enseña”: Cirilo Stofenmacher.

X:@Mauri_Zapata

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