noviembre 22, 2024
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Rogelio Rodríguez Mendoza

Cuando se quiere, se puede

abril 25, 2024 | 188 vistas

En julio del 2017, el entonces gobernador, Francisco García Cabeza de Vaca, encabezó una gran “fiesta” en el Congreso del Estado.

¿La razón? El estreno del Sistema Estatal Anticorrupción de Tamaulipas, creado en atención a un mandato constitucional que obliga a los gobiernos a tenerlo.

Ese día el discurso oficial estuvo plagado de frases optimistas. Lo menos que se dijo es que, se estaba viviendo el antes y el después de la lucha contra la corrupción y la impunidad en Tamaulipas.

Fue algo así como una amenaza ¡contra los corruptos!

Sin embargo, a ocho años de distancia, esa lucha contra la corrupción ha sido un absoluto fracaso, y lo más paradójico de todo es que el mayor y más contundente referente de ello lo terminó siendo el mismo Cabeza de Vaca y su gobierno.

Decenas de exservidores públicos de la anterior administración estatal, incluido el mismo exgobernador y varios de quienes fueron sus secretarios, enfrentan carpetas de investigación por diversos delitos de corrupción, aunque mientras dos cabecistas (Irving Barrios Mojica y Raúl Ramírez Castañeda) sigan al frente de las instancias de procuración de justicia, y particularmente la especializada en combate a la corrupción, las investigaciones difícilmente avanzarán. Pero las acusaciones ahí están.

El punto es que, le insisto, el sistema estatal anticorrupción es un fracaso, y se lo cuento por una sola razón: porque derivado de ese fiasco, el desdén ciudadano por esa lucha ha crecido.

Si antes la gente no creía en el combate a la corrupción, hoy menos lo cree, y por supuesto tampoco quiere participar en algún programa que tenga ver con eso.

El mejor referente de ello lo vemos con desprecio que los ciudadanos han venido mostrando por la Comisión de Selección del Comité Estatal de Participación Ciudadana.

Desde finales del 2023 se les venció el periodo de ejercicio de los actuales nueve integrantes de dicha Comisión de Selección, cuya tarea principal es elegir a otros cinco ciudadanos que forman un comité que es la cabeza principal de todo el sistema estatal anticorrupción.

Ayer, el Congreso del Estado anunció la segunda prórroga a la fecha límite de registros de propuestas, porque desde el 29 de enero que se publicó la convocatoria no se ha reunido el número suficiente de propuestas de ciudadanos dignos de integrar el organismo.

Vaya, en un estado con más de más de 2.5 millones de adultos, ¡no hay nueve ciudadanos que quieran participar en la lucha anticorrupción!

¿Y sabe porque tanto desprecio? Exacto: por el descredito del combate a la deshonestidad. Por eso nadie quiere andar perdiendo el tiempo, y haciendo el ridículo, formando parte de un sistema que solo ha servido para simular que se cumple con un mandato constitucional.

Y menos quieren integrarse en el organismo cuando el cargo es honorífico. Los comisionados no reciben sueldo y en cambio sí deben desembolsar recursos para trasladarse desde sus lugares de origen a la capital, donde sesiona la comisión.

Esperemos que al final de todo el Congreso del Estado encuentre la forma de convencer a nueve ciudadanos de integrarse en la comisión de selección, pero también esperemos que, a diferencia de lo que ocurrió con el gobierno cabecista, la administración del doctor Américo Villarreal Anaya, se tome en serio el combate a la corrupción.

El gobierno en turno tiene una gran oportunidad de demostrarle a la sociedad de que, cuando se quiere se puede.

 

EL RESTO

SOTO Y SUS FOBIAS.- Le llamé a su celular a, Arturo Soto Alemán, el único panista que se ha atrevido a enfrentar las imposiciones del cabecismo.

La idea era preguntarle si llevará hasta la Sala Superior del Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación, su lucha contra la lista de candidatos pluris a las diputaciones locales, que se elaboró con base en lo que decidió el exgobernador, Francisco García Cabeza de Vaca.

“En un minuto te regreso la llamada”, respondió el exdiputado local. Nunca lo hizo.

Desde luego, también era intención preguntarle porque nunca se quejó cuando Cabeza de Vaca era gobernador, e Ismael, Senador. De hecho, su carrera se construyó en el sexenio del cabecismo.

ASI ANDAN LAS COSAS.

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