abril 16, 2025
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Libertad García Cabriales

¿Cuántos abriles te has robado?

abril 7, 2025 | 75 vistas

Abril le da un espíritu de juventud a todo: William Shakespeare

Me encanta abril, aun cuando algo de razón tiene el poema de Elliot cuando dice que es el más cruel, porque da flores entre la muerte. Pero a mí me encanta abril. Un mes fascinante por diversos motivos. Tanto es, que muchos cantores y poetas han dedicado su inspiración al cuarto mes del año. Por algo será. El mes señalado incluso para contar el tiempo vital. ¿Cuántos abriles tienes? nos dicen para preguntar la edad. Abril cantando y contando en estos días de claroscuros, que casi nos hacen olvidar sus milagros. Estar vivos, el más grande. Estar aquí y abrir los ojos cada día, abrir la ventana y dejar entrar el aire. Y con el aire recuerdo otro poema: sólo por ver pasar el viento, vale la pena haber nacido.

Abril que también es tiempo de días emblemáticos e históricos. El aniversario de la brutal emboscada a traición de mi general Zapata, que murió asesinado un mediodía del diez de abril de 1919.  El revolucionario por excelencia, el defensor de la tierra y de quienes la trabajan. Y hablando de tierra, en abril le rendimos homenaje.  El 22 de abril, cuando todo el mundo celebra desde 1970, el “Día de la tierra” para hacer conciencia sobre los problemas ambientales. Un recordatorio necesario acerca de nuestra fragilidad frente a la poderosa naturaleza, para no olvidar que la tierra puede vivir sin nosotros, pero nosotros jamás podríamos sobrevivir sin ella.

Y abril es también el mes para celebrar uno de los objetos más poderosos de la creación humana: el libro. El 23 de abril que desde 1996 en recuerdo a los aniversarios de los grandes escritores Cervantes y Shakespeare, se estableció como “Día Internacional del libro”. Un día celebrado en muchísimos países leyendo y compartiendo libros, lecturas y rosas. El milagro de la lectura que propicia el conocimiento. Pero sobretodo es alimento para la comunicación entre los seres humanos y vehículo para formar sociedades libres, sensibles y solidarias. Libros con los cuales nos enlazamos y debatimos, aprendemos, dialogamos, compartimos, amamos.

Libros que nos invitan a soñar y a imaginar, nos permiten vivir otras vidas y otros tiempos a pesar de nuestra mortalidad inevitable. Libros capaces de abrir las puertas del entendimiento y las ventanas de la comunicación, libros para ampliar horizontes, mejorar nuestro vocabulario y enriquecer nuestro modo de relacionarnos con los demás. Libros que despiertan nuestra conciencia, libros que nos permiten ejercer el libre albedrío. Ya lo decía Santa Teresa: “Lee y conducirás, no leas y serás conducido”.

Y en medio de las letras, abril nos recuerda además a Octavio Paz, nuestro Nobel mexicano, uno de los escritores más grandes de nuestra lengua, quien partió al jardín eterno un 19 de abril. El pensador que nos desnudó como mexicanos en nuestra soledad de laberinto. El poeta que alimentó al amor en toda su exultante diversidad: “voy por tu frente como por la luna, como la nube por tu pensamiento, voy por tu vientre como por tus sueños…amar es combatir, si dos se besan el mundo cambia”. El mismo bello abril celebrado como mes de los niños, la encarnación misma de la esperanza. Nuestros adorados niños por quienes no debemos rendirnos ante las adversidades de nuestros abriles.

Porque este florido mes, también puede llevar dolor, miedo y pérdidas que nos roban los abriles, lo mismo en lo personal o en lo social.  Más ahora cuando perdemos gran parte de nuestros abriles metidos en las pantallas, sometidos a los dictados de personas que ni en el mundo nos hacen. En el mes de la tierra, del libro y de los niños; sería bueno reflexionar acerca de los graves problemas de educación, formación lectora y socio-ambientales que padecemos, la pobreza y el hambre entre ellos, la corrupción incluso.  Además de los efectos terribles de la contaminación. Para ejemplo, basta pensar la deforestación, el ruido, la basura, las contingencias ambientales y sus diversas consecuencias Y por supuesto los muchos actos violentos e irracionales que se cometen contra la tierra, contra los otros, contra nosotros mismos.

Abril llegó para no olvidar que la vida está aquí y ahora. La vida que, pese a las heridas y pérdidas, se manifiesta a cada paso en este nuestro abril irrepetible. ¿Qué estamos dejando en el camino? ¿Qué nos hemos perdido por perdernos en la apatía, la ambición y la inconciencia, las pantallas? ¿Cuántos abriles nos han robado? ¿Cuantos abriles te has robado? Porque al final nadie es más responsable de su tiempo de vida que nosotros mismos.

En fin, celebremos abril con libros y con flores, celebremos con nuestra familia y nuestros amigos, en nuestra tierra y con nuestra gente. Celebremos lo mejor que tenemos: la vida. Nuestra vida única e irrepetible.

Y si algo o alguien te robó alguno o muchos de tus abriles, repite como mantra con Neruda: “podrán cortar todas flores, pero no podrán detener la primavera”.

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