noviembre 25, 2024
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Azael Jaramillo

Cultura: muere Arturo Medellín

junio 30, 2023 | 598 vistas

Azahel Jaramillo H.

El último fin de semana de este caluroso junio murió Arturo Medellín Anaya, escritor, pintor, y promotor cultural, nacido en San Luis Potosí el ocho de julio de 1951. En los años 80 fue colaborador editorial de las páginas culturales de El Diario de Victoria, y luego en la primavera de 1993 fue Coordinador del suplemento cultural “Hoy Domingo”, hecho en formato tabloide de ocho páginas. Fue invitado a dirigir el referido “Hoy Domingo. Arte, crítica, literatura” por el entonces director general de este matutino, el abogado Juan Guerrero Villarreal (+). Era subcoordinador el Lic. Gustavo Lara Vázquez, del mero Ocampo.

Hijo del pintor e ilustrador potosino Arturo Medellín Calvillo, la infancia de Arturo transcurre en San Luis, en el taller de su padre. Hace su secundaria en el puerto de Tampico, y a sus 16 años empieza a trabajar en el periódico El Sol de Tampico como auxiliar de dibujo publicitario y en paralelo ingresa al Instituto Regional de Bellas Artes (IRBA), donde cursa Dibujo y Pintura.

Cumplidos sus 20 años, Medellín regresa a San Luis Potosí donde ingresa al Grupo de Teatro Zopilote y por cinco años recorre el país, Guatemala, El Salvador, Y California, EU. En la Paz, Baja California, coordina el Taller de Teatro del Instituto de la Juventud Mexicana. En su vida recibió obtuvo en dos ocasiones premios nacionales de poesía. Autor de tres libros: Desde el corral del fondo, Pájaro de papel, y Testamento de Albatros.

Se matrimonió con la maestra Refugio Varela de Medellín, con quien tuvo dos hijos: Mercedes y Arturo Eduardo Medellín Varela. Mercedes, hoy vive en la Ciudad de México, donde es pintora, ya con varias exposiciones; y Arturo Eduardo es maestro de tiempo completo en la Benemérita Escuela Normal Federalizada de Tamaulipas.

Medellín Anaya fue un creativo colaborador en Diseño gráfico y editorial en el Instituto Tamaulipeco para la Cultura y las Artes (ITCA), dirigido por la maestra ríobravense Blanca Aurelia Anzaldúa Nájera, en el sexenio del ingeniero Américo Villareal Guerra.

En 1991 lo entrevisté para las páginas de El Diario. Aquí, un extracto.

En la comodidad de su estudio, tazas de café y galletitas de por medio, Medellín escucha la primera pregunta:

—Haciendo un balance, ¿qué tanto le perjudica a Arturo Medellín Anaya ser promotor cultural ante el ejercicio de su propia creatividad literaria?

-El otro día Emmanuel Carballo me decía que pusiera mucha atención en ello, porque él dejó ser el novelista que quería ser y se dedicó a ser el historiador y el crítico de la literatura mexicana y dejó de hacer su obra personal. Es decir, se puso a trabajar para dar a conocer a otros. Y ahora, ya viejo, se daba cuenta que había perdido su tiempo.

Me dijo Medellín: “Hasta para tomar la copa hay que ser disciplinados. No evado la plática con los amigos. No evado tomarme un trago, escuchar música”.

Pregunté: Altaír Tejeda me compartió que en ocasiones dice en su casa ‘si me buscan, no estoy para nadie’. Y van sus amigas y que no está. Y después el reclamo ‘que chocante, si ahí vimos tu carro’. ¿Se puede cultivar las relaciones humanas y a la vez el oficio de escribir que es una labor solitaria?

“Se tiene un conflicto porque tienes que robarle tiempo hasta a tu familia, hasta a tus hijos, y a tu mujer, lo cual es un conflicto permanente. Y a tus amigos. Yo en ocasiones paso temporadas muy concentrado en mi trabajo, hasta me parece extraña Ciudad Victoria cuando voy al centro, porque ya no voy al centro. No asisto a exposiciones de pintura ni a obras de teatro”.

-Estuviste en San Luis Potosí desde que naces hasta los doce años, ¿qué te queda de potosino?

-“Mi pasión por la poesía de Manuel José Othón, por López Velarde, mi gusto por la Historia, sobre todo por la Historiografía, por la comida, y una nostalgia por haber vivido una vida culta en un sentido diferente a como se vive por ejemplo aquí en Tamaulipas, en donde todo se hace por obra y gracia y de la politica cultural del Estado. Tenemos el recuerdo de que Tula fue la ciudad de los pianos, pero esa Tula ya no existe”.

—¿Eres un escritor diurno o nocturno?

– “Soy diurno, y aunque trabajo casi todo el día, lo que es creación lo hago muy temprano. Al escribir ya después de tres horas te cansas, ya no atas ni desatas”.

-A la gente joven que lea esta entrevista y que tiene pretensiones de escribir, ¿qué le recomendarías?

-“Que se interesen por todo, que agudicen sus sentidos, que vean pintura, que vayan al teatro, que lean mucho, que vivan y que escriban. Nadie nace enseñado. Empecé escribiendo cosas espantosas, poemas horribles. Y hay que tener formación en la vocación para ir aprendiendo de qué se trata. Es como cualquier otra cosa, lo aprendes a través de la disciplina. Que participen también como ciudadanos, que se comprometan con ellos mismos, con la vida y el arte, y aprendan a desarrollar”.

-¿Autores favoritos?

-“Henry Miller ha sido fundamental para mi vocación y en general los escritores que tienen una vena vitalista, más que los que son estetas. Yo prefiero a Jaime Sabines que a Octavio Paz, aunque admiro mucho a Paz, pero Sabines habla desde la sangre, desde el dolor, al igual que Pablo Neruda”.

Así fue la charla con Arturo Medellín Anaya. En paz descanse.

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